El cinco de junio, día del liberalismo

Herminio Guaya Aguinsaca

Las Memorias de la Revolución Alfarista nos recuerda la historia de la República, del General José Eloy Alfaro Delgado (1842-1912), comandante del proceso revolucionario del Ecuador, oscurantista de ese entonces, con la participación decidida de colectivos, hombres, mujeres, indios, afroamericanos, campesinos, artesanos, estancieros e intelectuales lograron su propósito. Alfaro fue el líder de las montoneras, grupos rebeldes que se movilizaron durante 31 años, hasta alcanzar el triunfo de la Revolución en Chone, el 5 de mayo, y luego, en Guayaquil el 5 de junio de 1895.

Desmoronando el poder de los criollos, dueños del Estado-terrateniente y teocrático; fecha reconocida, como “El Día del Liberalismo Ecuatoriano”. El régimen Alfarista emitió dos Cartas Supremas. La Constitución de 1897, traduciendo la soberanía del pueblo en esta Carta Magna, permitiendo la ciudadanía a hombres y mujeres mayores de 18 años, que supieran leer y escribir, logrando la igualdad de género. La religión Católica fue la oficial, con la existencia de otras de menor incidencia. La Constitución Revolucionaria de 1906, consagró la inviolabilidad de la vida. “Igualdad de todos los ciudadanos; separación del Estado y la Iglesia; libertad de culto; educación libre, laica y gratuita, respetando la opción religiosa; eliminó el vergonzoso concertaje a las comunidades campesinas…; constitucionalizó la participación de la mujer en la función pública y en la educación”.

Los postulados liberales por la libertad del pueblo Ecuatoriano constituyen una forma de vida, igualdad de derechos entre las personas, libertad de pensamiento y expresión, educación para la mujer y acceso a la función pública, reconocimiento de derechos constitucionales a los sectores populares.

Es admirable el americanismo y el internacionalismo de Alfaro y su lucha frontal, contra toda forma de colonialismo en Latinoamérica, en los albores del siglo XIX, al plantear la posibilidad de crear un solo Estado y nación, proyecto político que intentó concretar Simón Bolívar. Alfaro donando su fortuna a la causa de la revolución, exclamaba: “Nada para mí, todo para el pueblo”.

El General Eloy Alfaro, fustigaba enérgicamente los actos reñidos con la ética y la moral diciendo: “Donde impera la desmoralización y el robo, es imposible la República” ¡Viva el cinco de junio! ¡Viva la libertad! ¡Viva Alfaro Carajo!