¡Cuándo no la justicia en nuestro país!

César Eduardo Briceño Toledo

Hace décadas el país ha sufrido el flagelo de una justicia partidizada. Vuelve a la palestra el insólito hecho la decisión de algunos magistrados que por temor o consignas políticas vuelven a repetir estos vicios deleznables. Una Jueza de Cotopaxi, aceptó el pedido del líder criminal de la banda de Los Choneros, para reducirle magnánimamente de 20 a 8 años, con medidas sustitutivas; ¡ha conmocionado a la nación! El Juez del Guayas, que no dispuso la prisión preventiva del actual Prefecto del Guayas y de un expresidente de la República; vinculados con actos de corrupción.

Con el clamor del colectivo, también hay el de la Fiscalía que conformó un equipo multidisciplinario de trabajo. El Consejo de la Judicatura anuncia los sumarios administrativos en contra de los referidos operadores de justicia. La fiscal ha manifestado que la “justicia es un engranaje y que los jueces no están ayudando”; confesión echa con valentía que los ecuatorianos debemos apoyar. El colectivo social estima que se debe impulsar la carrera judicial, que no existe; que permitiría en gran medida tamizar en pro de los magistrados más virtuosos de la justicia de la nación; procedentes de la academia y sin antecedentes penales.

La presidenta de la Corte Nacional de Justicia, salió en defensa de la función judicial ante el reclamo de la ciudadanía por el proceder de determinados jueces dadivosos; como en los casos señalados. Muchos creen que poco falta para que este alto organismo de justicia, modifique la sentencia de ciudadanos que actualmente están procesados con graves inculpaciones de pervertir el Estado. Se ha señalado con razón, “que la justicia que no está al día no es justicia”.

Tenemos una Contraloría qué continúa emitiendo informes en presuntos actos de corrupción postmorten cuando los autores han vaciado las arcas fiscales y no tienen sentencia en firme; y una Asamblea cruzada de brazos, porque igualmente está en la picota involucrada en actos de podredumbre; que no se autodepuran porque entre “bomberos no se pisan la manguera”.