Fernando Oñate
El sembrador salió a sembrar y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; brotó pronto; pero salió el sol; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto. Jesús narraba la parábola del sembrador para enseñarnos como la palabra de Dios llega de manera diferente a las personas, en algunas encuentra indiferencia, y se pierde como la semilla caída sobre el camino; en otros encuentra entusiasmo que nunca hecha raíz, y muere como le ocurrió a la semilla en terreno pedregoso; en algunos encuentra interés, que luego es asfixiado por los afanes de este mundo, como aquella que cayo entre espinos. Pero afortunadamente, en muchos otros encuentra tierra fértil que permite que la palabra de Dios se enraíce en sus corazones, crezca y dé fruto abundante.
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