Elena Carrión
En el presente artículo, voy hablar de amor y no, no hablo de aquel amor de pareja, hoy quiero referirme aquel amor fraternal; sentimiento que no debe terminar nunca, porque es el más noble que tiene la humanidad, innato del Ser, indispensable para favorecer a que las relaciones humanas se desenvuelvan en un clima armonioso y de confianza mutua. Es necesario hacer prevalecer dicho sentimiento, que aporta a superar un completo equilibrio vivencial entre lo que se piensa, se dice y se hace.
Actualmente, demostrar afecto al prójimo parece que está quedando a un lado; se etiqueta de interesado a quien es afectivo, y de acertado al insensible.
Demostrar amor, no es decir un te quiero fríamente; es aquella respuesta de solidaridad, es saber escuchar, es querer el bienestar ajeno como si fuera el propio; es saber enmendar y corregir a tiempo; es decir, abarca otros talantes, que prevén todo un estilo de vida positivo y de superación.
Para algunos psicoterapeutas la persona amorosa es aquella “que trata a la otra persona, como quiere ser tratada ella mismo …”
Actualmente la humanidad, está siendo afectada por falta de sensibilidad; cada día se puede percibir más abandono emocional, evidenciado en la indiferencia e indolencia demostrada a nivel individual, social, laboral y en un altísimo porcentaje familiar.
Los principales instrumentos para pugnar la indiferencia emocional, son los formativos, los referentes a la enseñanza y la educación en donde va implícito el ejemplo. Las acciones formativas deben encaminarse primero a la familia, pues ellos son los principales formadores y educadores que pueden inculcar y hacer desarrollar aquel sentimiento humanista tan noble como es el amor.
Creo necesario que actualmente, se requiere un cambio de cultura para el mañana, un cambio de hábitos, actitudes y expectativas para así no seguir siendo víctimas de nuestra propia mezquindad, codicia y debilidad humana, debilidades que encierran el origen del desamor.
Es responsabilidad de todos crear una cultura de afecto y transparencia, el trabajo comienza desde casa, es una responsabilidad compartida, por tanto, ¡hagamos un pacto de amor!