El crecimiento del comercio electrónico

Aunque el término e-commerce es ya común para muchas personas, existe un segmento de la población que aún no logra identificarse con su concepto ni con su utilización.

El e-commerce, también conocido como comercio electrónico o comercio por internet, consiste en la compra y venta de todo tipo de productos (ya sean bienes o servicios) a través de páginas web, redes sociales y otras alternativas digitales.
El comercio electrónico lleva ya muchos años de posicionamiento en el mundo y obviamente los países con mayor acceso a internet y cultura digital son aquellos que más lo usan.

Amazon, que es la tienda de comercio electrónico más grande mundo, facturó en el 2019 una cifra cercana a los 233 mil millones de dólares. Existen otras plataformas gigantes como JD.com, Alibaba, eBay, Rakuten y Zalandro, que han hecho del e-commerce una de las alternativas de compra más importantes.

En el Ecuador esta modalidad ha tenido un despegue lento provocado por varias razones, entre ellas: el escaso acceso a internet, cultura digital, estructura electrónica y logística de los proveedores de estos servicios.

Indudablemente la pandemia, sobre todo en los primeros meses del 2020, evidenció la necesidad de optar por esta alternativa de compra, recordemos que el confinamiento alejó a los compradores de los mercados físicos, y esto abrió la oportunidad al comercio a través de plataformas digitales. Al finalizar el 2020 el e-commerce se convirtió en el primer retailer (venta al detalle) del mundo.

El Ecuador también se unió a esta corriente comercial. En el 2019, la participación del comercio electrónico dentro de toda la actividad minorista era apenas el 7,4%. Pero en el 2020 este porcentaje se duplicó y al cerrar el año pasado el e-commerce representó el 15% del total de las ventas. Este incremento evidencia la importancia que tuvo esta modalidad de compra-venta para mantener activo el comercio minorista nacional en un momento tan complicado.

En el 2019 el 5% de los hogares del Ecuador compraron algún producto de consumo masivo vía online, pero en el 2020 este indicador subió al 44%, es decir, 44 hogares de cada 100 en el Ecuador compraron vía electrónica. Lo interesante es que en el 2021 este porcentaje siguió subiendo, y hasta abril del 2021 ya el 47% de los hogares ecuatorianos compraron algo por e-commerce. Definitivamente, esta modalidad de mercado vino para quedarse.

La mayoría de los shoppers (compradores) son millennials y el monto por compra subió entre los años 2020 y 2021 en $25 en cada transacción.

Todo crecimiento genera retos y cambios profundos a la dinámica establecida. Los negocios que mejor se adaptan ante los cambios son aquellos que pueden romper la inercia, más aún en el mercado. En ciudades medianas y pequeñas la venta en línea a través de apps y páginas web no creció en un nivel alto, más aún en productos que no son considerados “de alta rotación”, como alimentos preparados, bebidas y medicinas. La venta online, por ejemplo, de artesanías y prendas de vestir se empezó a desarrollar con mayor fuerza a través de redes sociales. Sin embargo, el cuello de botella para las empresas, con énfasis en las más pequeñas, está en el pago de las transacciones, también en el control del stock, logística de entrega y por supuesto costos de envío.

Estos problemas tienen solución en diferentes alternativas locales y nacionales que ofertan el servicio de apoyo completo al e-commerce para micro y pequeños negocios.

El e-commerce vino para quedarse y está creciendo. Emprendedores, cuidado con quedarse fuera de este creciente e importante mercado. Las tiendas físicas empiezan a perder competitividad frente a las tiendas virtuales. ¡Para no cerrar hay que adaptarse y evolucionar!