¡Viva Loja, capital de la Región Sur del país!

Paúl Maldonado

El sueño de volver a tener Patria se renueva cada día, se fortalece por el amor de nuestra sociedad, se vuelve invencible frente a las necesidades de nuestro pueblo. Al sur de nuestro Ecuador- Loja parece que las cordilleras se agacharan un poco; desaparecen las grandes elevaciones, no hay nevados; los ríos caudalosos buscaron otros cauces para dar paso al hermoso valle de Cuxibamba (llanura risueña) donde “duerme Loja sin tristes desvelos”, vigilada por el Villonaco y a orillas del Zamora.

Nuestra Constitución de Montecristi marcó sin duda un antes y un después en el reconocimiento y la garantía de derechos de todos los ecuatorianos. Nuestra ciudad es la inspiración constante en este camino de luchas por ampliar las conquistas y los derechos democráticos de nuestra región y país, porque de aquí salieron las grandes figuras como Matilde Hidalgo de Procel, una mujer extraordinaria, la gran intelectual y precursora de los derechos de las mujeres; Benjamín Carrión, quien nos ha inspirado con su llamado a volver a tener Patria; Pío Jaramillo Alvarado, joven fiscal del proceso tras la muerte de Alfaro, con su brillante y patriótica actuación en contra de los asesinos; ahí están Ángel Felicísimo Rojas, Pablo Palacio y Stalin Alvear, escritores geniales con proyección y reconocimiento internacional; ahí están músicos excepcionales como Segundo Cueva Celi, Salvador Bustamante, Marcos Ochoa, Edgar Palacios, Oswaldo Mora y tantos otros músicos lojanos que han enriquecido el acervo artístico de la patria; Eduardo Kingman, gran representante de la plástica latinoamericana; Manuel Agustín Aguirre, fundador del Partido Socialista, luchador infatigable en contra de la inequidad estructural. Todos estos lojanos de espíritu sensible y talento excepcional abrieron sin lugar a dudas la senda que hoy estamos recorriendo.

Loja tierra heredera del valor de los paltas, bracamoros, ambocas, malacatus y otras tribus que estuvieron aquí antes del incario. En ocasiones la férrea resistencia de los nativos motivaba el traslado de estas comarcas, a desplazarse a otros lugares por la necesidad de establecer puntos estratégicos para el comercio o para la defensa de territorios que entre los mismos colonizadores se disputaban.

A inicios de 1547 Pizarro ordena fundar la ciudad en el valle de Garrochamba o Cangochamba y se la llamó La Zarza, en recuerdo del caserío del mismo nombre que poseían los Pizarro en Trujillo de España. Sin embargo, de acuerdo con los historiadores, La Zarza era «tierra caliente y no tan fértil» y además era necesario establecer un centro poblado a la vera del camino real que unía Ecuador con el Perú (Quito con el Cuzco). Frente a esta necesidad geopolítica el Capitán Alonso de Mercadillo decide trasladar la población al valle de Cuxibamba.

El 8 de diciembre de 1548 Loja logra su segunda y definitiva fundación, y siguiendo la costumbre que tenían los conquistadores de poner a las ciudades que fundaban el nombre de los lugares donde habían nacido Mercadillo la bautizó con el nombre de su ciudad natal, Loja, provincia de Granada, en España. Hoy recordamos 473 años de la fundación española de la “Centinela del Sur”. No celebramos la conquista ni el coloniaje, no exaltamos la dominación, pero reconocemos en la fundación de Loja un hito que hizo posible el sincretismo entre la cultura aborigen y la cultura ibérica.

El sueño de volver a tener Patria se renueva cada día, se fortalece por el amor de nuestra sociedad, se vuelve invencible frente a las necesidades de nuestro pueblo. Benjamín Carrión, lojano universal, nos sigue aconsejando con palabras sencillas y profundas: “Tenemos que ser un pueblo grande en los ámbitos de la espiritualidad, de la ética, de la solidez institucional, de la vida tranquila y pulcra”.