La democracia que anhelamos

Paúl Maldonado

El señor economista Jorge Zárate Castro, experto en temas de desarrollo local, sostiene que la historia de los pueblos es historia de libertad, dignidad, lealtad y de formas democráticas de existencia, donde la libertad y dignidad de la persona no sea herbaje del totalitarismo. Menciona que es hora de que no nos quedemos en palabras, sino que traduzcamos en actos la afirmación soberana y democrática que el pueblo ecuatoriano necesita. El Ecuador requiere un cambio, un cambio prudente e intrépido, sin estridencias ni mentiras, seguro y sin sacrificio de las libertades.

En la actualidad menciona que la situación nacional se caracteriza por la presencia y oposición de dos tendencias fundamentales: una, que preconiza el cambio y que busca una solución histórica de garantizar el progreso y la independencia nacional. Y la otra, que pretenden mantener intacto el actual sistema de atraso económico e injusticia social. Para avanzar por el camino menciona que necesitamos tener en cuenta la base social mínima que sirva de sustento a la gestión de cualquier gobierno. Nuestra región y país necesita un cambio justo y democrático, en el que la participación popular no pueda limitarse a depositar únicamente el voto el día de las elecciones, sino a movilizar conciencias y voluntades.

El pueblo ecuatoriano debe estar consciente de que su función en el proceso de cambio no es pasivo sino activo. Queremos, por lo tanto, una democracia dinámica encarnada en el alma de los lojanos y ecuatorianos. Más que una democracia de representación, que queremos y anhelamos también es necesario una democracia de participación en los bienes y servicios de la sociedad, en las decisiones que comprometan el destino individual y colectivo. La identidad ideológica, la coherencia programática y la consecuencia política sostiene que serán puntales sobre los que descansará la fuerza orgánica y unitaria del cambio y que harán nacer en la región y país una conciencia humanística solidaria y democrática, La región sur y el país menciona que busca, una democracia integral y pluralista, donde el quehacer del hombre y de las comunidades se realice en un ambiente de respeto y libertad. Necesitamos por lo tanto gobiernos que actué responsablemente en el marco señalado por la Constitución.

La democracia depende de un gobierno consiente, de la conducta y del tino de sus mandatarios y de su pueblo. Defender la unidad nacional sobre las bases de la igualdad y la justicia es tarea ineludible de quienes aspiran a una patria armónica, democrática, justa y soberana. Necesitamos leyes ágiles, oportunas, objetivas y adecuadas, para instrumentar mejor las reformas. Porque como lo señalo Olmedo “Solo son buenas las leyes que hacen felices a los pueblos”. El señor experto en temas de desarrollo local finaliza diciéndonos que debemos anhelar la ardua tarea de modernizar el aparato productivo de la región y país, a fin de volverlo coherente con el fulgurante impulso de la ciencia y la tecnología. La independencia nacional y el progreso social nunca han sido el fruto de la acción aislada de ningún gobierno, sino el resultado de la firmeza teórica, la honradez política y la perseverancia sacrificada de toda la sociedad.

El destino no está hecho; se labra todos los días. Juntos debemos trabajar por construir un nuevo tiempo histórico, donde nuestro pueblo no sólo conserve su irrenunciable derecho, sino también a ejercer su función protagónica en el ejercicio de una auténtica democracia.