Feliz navidad a los niños que instauran el himno de la vida y el amor 

Campos Ortega Romero

Se ha puesto a pensar amable lector que hay vida que existe y no se siente, flores que son bonitas y no huelen, poemas que duelen y no se escriben, por ello junto a usted nos da coraje e impotencia eso de ver vitrinas llenas de juguetes y niños llenos de vacíos y de trabajo a su temprana edad, ante esto elevamos las manos al cielo, para pedir que los niños no trabajen, que sus padres tengan como darles educación y abrigo, para que no tengan que salir a pedir limosna, a vivir en peligro, que no solamente sea un día de amor y solidaridad con los niños, que se constituye en dádiva y de aparente solidaridad, queremos comprensión y ternura eterna, porque al final de cuentas son niños que instauran el himno de la vida y la vida en su retina es siempre buena, por ello la exigencia que deben vivir con dignidad y amor.

A pesar de todo hay que celebrar la Navidad, pese a todas las tinieblas a las que nos han sometido, a los males que nos agobian, a los diarios escándalos políticos que nos han llevado de la sorpresa a la ira y de ésta a la decepción, de la terrible agresividad que todo esto genera, del pesimismo e inestabilidad que se han vuelto compañeros inseparables de la gran mayoría de la población, de las grandes diferencias, de las injusticias, en fin, de todo aquello  que es impedimento de primer orden para la satisfacción y peor aún para el festejo, hay que celebrar la Navidad.

Hay que celebrar la Navidad a pesar de que en muchos hogares reina la pobreza económica en unos casos y la de espíritu y aridez de corazón en otros, es la Noche Buena es la mejor excusa para olvidarse –al menos por una noche- de la tristeza, del desencanto, del dolor, la angustia y la desesperanza que invaden el alma, para que se convierta en ternura y comprensión. Hay que celebrar la Navidad porque se hace imperativo elevar el pendón de la fe en la promesa de un futuro mejor, a pesar de que el panorama luzca más negro que las noches de los apagones. Hay que celebrar la Navidad porque a pesar de la violencia reinante, nos trae un mensaje de paz y amor, que con un poco de esfuerzo colectivo, puede llegar a convencernos de que es el momento propicio para olvidarnos de rencores y buscar una reconciliación con nosotros mismos y con los demás. En verdad, existen muchas razones para celebrar la fiesta de la Navidad aunque nos encontremos desmotivados, preocupados o simplemente hastiados de la sociedad de consumo que se refleja en tanto anuncio comercial publicitario que nos recuerda a cada instante que tenemos que celebrar la Navidad con el objeto de poder vender todo tipo de mercaderías.

La celebración de la Navidad, debería constituir una motivación de convocatoria a la unión familiar, al encuentro fraternal, para limar asperezas, para recapacitar sobre las acciones que día a día nos convierte en seres positivos o negativos en el convivir social. No podemos darnos el lujo de tener una Navidad como la de años anteriores, con despilfarros y desmanes, con una deliberada ostentación de riqueza y abundancia, sin espiritualidad alguna.

Elevamos nuestra oración, para que las pasiones negativas sean absolutamente desconocidas y los intereses mezquinos sean objetos de archivo, para pedir perdón a los pueblos masacrados por el hambre, y la epidemia de la guerra. Perdón a la juventud, violín hecho de niebla en las auroras, perdón a los que se adelantaron poblándonos de cruces la esperanza. Perdón a nuestros sentimientos de desearles a todas y todos los lojanos, UNA FELIZ NOCHEBUENA, NOCHE DE PAZ. Así sea.