Amor, misericordia y justicia

Quilanga, 08 de abril 2022

Muy cerca de celebrar los cristianos católicos la Semana Santa, es preciso, que, luego de cuarenta días de reflexión con jornadas de oración, ayuno y la práctica de obras de misericordia, den sus resultados en cada una de nuestras vidas, en la familia y en la sociedad.

Si revisamos las estadísticas, se dice, que la mayoría de ecuatorianos profesamos el catolicismo y por ende sus manifestaciones de fe debe ser expresadas también en las obras. Dice san Pablo, “que una fe sin obras es muerta”, por tanto, al fin de la cuaresma, lo mínimo que se espera es que los católicos hayamos madurado nuestra y que las acciones sean la expresión de un ser humano nuevo, fortalecido y coherente, solamente así, podremos ingresar a la Semana Santa para vivir los misterios de la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús, hijo de Dios y Redentor de la humanidad.

Si la sociedad ecuatoriana profesa su fe en el catolicismo, cuyos fundamentos están en el libro sagrado, debemos tener claro que la historia de salvación es la expresión de un Dios amor, misericordioso y justo. Tres palabras que llenan de misterio la vida del Dios que nos crea, del Hijo que salva y del Espíritu Santo que santifica la vida y la vida es don más sagrado del ser humano y debemos cuidarla, respetarla y valorarla.

La trilogía del amor, la misericordia y la justicia muestran el rostro humano y divino de Dios. El amor que consiste en dar la vida por el otro, es entregarse y consagrarse por el otro, “no hay amor más grande que el dar la vida por los amigos”, dijo Jesús. El morir es el principio de una nueva vida. La misericordia es la fuente inagotable del Dios humano, cercano a las personas, que asume la condición humana, desciende para asemejarse a los suyos y rescatarlos de la mazmorra para devolverles la dignidad, como el padre del hijo pródigo que desde lejos veía su retorno y salió a su encuentro e hizo fiesta porque “este hijo que esta muerto, ha vuelto a la vida”.

La justicia es el principio de Dios, es ir tras el encuentro del derecho y la responsabilidad de todos. Dar lo que corresponde y pertenece a cada uno como hijo de Dios y como persona. La justicia es la manifestación de la igualdad, la equidad, el respeto, el reconocimiento del otro que engrana con la diversidad y conduce a la convivencia y a la paz. “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” leemos en el evangelio de San Mato (6,33).

Hacernos eco del amor, la misericordia y la justicia es realmente conocer y reconocer que somos seres que nos hacemos y nos vamos construyendo en un proceso de vida, en el que se cae y se levanta, pero que jamás se rinde.

En este 2022, la Semana Santa no puede ser una más del calendario, junto al salir ya del miedo y desesperanza de una pandemia que arrebató vidas y amigos, es el momento de mostrar cuánto hemos cambiado, y cuánto más estamos dispuestos a hacer para que la sociedad que es nuestro encargo del futuro vea, de forma definitiva, vivir el amor, la misericordia y la justicia de palabra y de obra.