César Correa
Aprovechando el excelente trabajo realizado por José Carlos Arias en el Archivo Histórico de Loja estoy revisando con facilidad el diario La Opinión del Sur del año 1972. En el mes de julio encontré dos asuntos que han incidido en el desarrollo urbano, que son los siguientes:
«LA CLÍNICA DEL SEGURO: UN MITO» es el titular de uno de sus editoriales, en el cual se censura y se condena al Consejo Superior del IESS porque había perdido la oportunidad de conseguir 8.000 metros cuadrados en el centro de la ciudad, para la construcción de la Clínica. El editorialista recuerda que el IESS mostró agilidad para construir el Hotel Río Amazonas, en el gobierno de Camilo Ponce, pero en cambio para la Clínica ni siquiera había tenido la cortesía de contestar las comunicaciones de las autoridades provinciales.
El descorazonado editorialista termina sugiriendo que ante la falta de terreno para construir la clínica en el centro de la ciudad, se lo haga en la Finca Leonor, de propiedad del IESS.
¿Cuánto tiempo demoró el IESS en atender el clamor de los lojanos? Pues prácticamente DOS DÉCADAS, porque fue en el gobierno de Rodrigo Borja que se acabó de hacer la construcción del Hospital Manuel Ygnacio Monteros e inmediatamente se lo equipó y se designó al personal, por 1990, cuando la Dirección Provincial estaba a cargo del Dr. Pablo Valdivieso.
El segundo sueño que tenía Loja hace medio siglo era la construcción de una estación terminal terrestre. La Opinión del Sur publicó la noticia. Decía que se ha terminado de asfaltar la ciudad y que se lo debía cuidar, para que tenga la más larga duración posible. Se consideraba un peligro la circulación de camiones de gran tonelaje. El alcalde, Dr. Rubén Ortega, que había dirigido el asfaltado de nuestras calles, ya había previsto el peligro y además tenía proyectos para el caso: la apertura de la avenida del Alba y la construcción de una gran estación terminal terrestre en Turunuma.
¿Cuándo se construyó la estación terminal terrestre? Pues dos décadas después, en la primera Alcaldía de José Bolívar Castillo, que escogió el terreno, hizo los planos, contrató el terraplén y por fin emprendió en la construcción gracias a un préstamo del BEDE y el visto bueno de Rodrigo Borja. La inauguración le correspondió a Jorge Reyes en 1993.
Ahora me pregunto. ¿Solo esas dos obras tuvieron que esperar dos décadas para hacerse realidad? La respuesta es negativa; esa era la norma, esa era la costumbre, ese era el calvario que tantas veces nos tocó recorrer. Solo con Rafael Correa la historia cambió. Se posesionó e inmediatamente ordenó pavimentar las carreteras a Cuenca y a Zamora y para el 2010 estuvieron terminadas. Velozmente se pavimentó las vías a Celica, Macará, Alamor, Zapotillo, Puente del Puyango, Lalamor, Yangana, Amaluza; las unidades educativas del milenio, los edificios para la función jurisdiccional, etc. etc. Había voluntad política para hacerlo. Y desde hace 5 años la provincia pasa por una etapa peor que la de cualquier tiempo anterior: no se quiere hacer ni la más mínima inversión, no se la he hecho, ni siquiera se da mantenimiento a los bienes existentes.