Honrar los títulos

Por Ruy Fernando Hidalgo Montaño

Indudablemente el mundo contemporáneo nos plantea retos cada vez mas complicados para los que debemos estar lo suficientemente preparados si queremos estar a tono con la modernidad. Estos desafíos son de diversa clase y variedad, van desde lo laboral y académico, hasta lo social y familiar. De ahí que las personas busquen con afán espacios donde poder alcanzar un nivel óptimo de rendimiento en todos los ámbitos ya citados, esto obviamente no tiene nada de malo, si de por medio está el deseo sincero y ferviente de servir a la colectividad con eficiencia y respeto, teniendo como lema el bienestar común mediante el accionar que seamos capaces de generar desde nuestra profesión o actividad que desempeñemos dentro de la sociedad.

Lo malo está en la búsqueda de títulos, masterados, PHD, maestrías, etc., con fines de lucro dejando de lado muchas veces la vocación que teníamos desde niños por determinada carrera o profesión. Situación desgraciadamente demasiado común en la actualidad, donde hay gente que busca con voracidad todos los títulos habidos y por haber con el único propósito de lograr una notoriedad que seguramente sin esos cartones jamás tendrían. Ojo, no estoy diciendo que la preparación académica carezca de importancia, o que las personas no se deban preparar, sería descabellado decir tal cosa. Lo que intento sustentar, claro desde mi óptica personal, es que, la gente debería primero desarrollar un nivel humano solidario, noble y de compromiso con su entorno, con sus semejantes, para después buscar como elemento complementario los otros tipos de superación personal.

Pero lamentablemente no ocurre así, los confundidos habitantes del planeta tierra del siglo 21 y concretamente de esta parte del Ecuador llamada Loja buscan con mucha intensidad otra clase de metas, en ocasiones, sacrificando vocación por ambición. Empapelan las paredes de sus casas o despachos profesionales con cartones de diferentes centros educativos que nos cuentan a los simples mortales, de las famosas universidades de las que fueron alumnos, algunos hasta se enojan de muerte cuando alguien por equivocación o desconocimiento comete la osadía de llamarlos Señores o Señoras; entonces hacen una descripción verbal de su rica e impresionante trayectoria que generalmente finalizan con esta frase “Aunque te demores”. No tengo nada en contra de los logros académicos, ni soy un amargado por no tenerlos. Pienso que los individuos deben trascender donde sus circunstancias los hayan ubicado y no por eso sentirse más, ni menos que nadie.

Mi respeto y profunda admiración, a las personas que desde su grandeza y valía derrochan humildad, sencillez y alegría, a los que saben honrar un título logrado con esfuerzo en la academia, adornándolo con una inmensa calidad humana ganada en el camino de la vida.