Visión de liderazgo

Por: Sandra Beatriz Ludeña

La expresión: “Potencial de líder tenemos todos, pero líder no somos todos” se escucha con frecuencia, sin embargo, es mi creencia que un líder no debe buscar seguidores sino iniciadores de líderes; ¿qué significa esto?, ahora lo explico.

No importa si dirigimos un equipo de personas, o si somos socio o socia de una empresa, si trabajamos por cuenta propia o como profesional independiente, tener visión de liderazgo asegura éxito porque trae bienestar, logro de metas entre personas afines y, de esa forma, la realización de metas propias con sentido humanista.

Esto significa que el líder no es superior a otros, sino un humano capaz de despertar otros seres humanos. Esto es claro, si vemos que el liderazgo no puede estar limitado a conseguir seguidores.

Desde esta mirada, el liderazgo trae consigo nuevas siluetas de líderes capaces de duplicarse en más líderes valiosos, que inclusive superan a su modelo. De esta forma, los seguidores quedarían relegados al pasado, pues, con esta concepción de liderazgo hay un mejor camino para la humanidad, donde la alegría, disfrute y bienestar serían alcanzables para todos.

La propuesta nace de mi experiencia en comunidades donde el líder máximo entrega responsabilidades a cada miembro de la comunidad. Así, quienes son buenos para lo social se encargan de lo social, los que gestionan tecnología ayudan en tecnología, los que son capaces de cantar cantan, los que pueden generar soluciones dan soluciones; así todos aportan, ejercitando el liderazgo, esto se contrapone al liderazgo de antaño, donde la gente común no podía ser vista como líder y por tal razón buscaba competir y destruía a sus líderes por una necesidad de desarrollo propio.

Esta nueva visión de liderazgo, donde los seguidores se sientan líderes en proceso de perfección, permite desarrollar liderazgo a plenitud. Ser ese líder que todos quieren tener a su lado y ser capaz de extraer lo mejor de los demás requiere una perspectiva de las relaciones humanas, de la dirección de personas y de la propia forma de ser que pocas veces se ve en el diario convivir.

En otras palabras, una visión de liderazgo así, requiere de una filosofía que transforma el paradigma de dirección y se da desde profundas transformaciones de pensamiento reflexivo dirigido hacia la compresión humana. Por esto, alimentar un liderazgo de esta naturaleza podría propiciar un salto de desarrollo hacia generaciones de humanos superiores, una especie de cinturón dorado de humanidad.

Para concluir, los líderes no nacen, se hacen; y el éxito de esta nueva visión de liderazgo humanista es posible, tan solo si miramos la necesidad de hacer semillero de líderes en todas las actividades en las que participamos.