Loja en manos de la pequeña burguesía

César Augusto Correa

En la provincia de Loja no existen grandes empresas, que arrojen millones de dólares de ganancia al año, que den lugar a la presencia de la burguesía como una clase social. A la burguesía local pertenecen pocas personas, que ante todo tienen sus inversiones fuera de la provincia, en otras partes del territorio nacional o en el extranjero. Su reducido número impide que puedan incursionar en la batalla política y lo que han tenido que hacer es delegar esta actividad a elementos de la pequeña burguesía que están dominados en un ciento por ciento por la ideología neoliberal.

La pequeña burguesía, en cambio, es muy numerosa, capaz de controlar todas las estructuras, tanto las económicas, como las jurídico-políticas y las ideológicas.

La pequeña burguesía controla la producción agropecuaria, el comercio, la construcción, el transporte, la minería, las artesanías, las instituciones públicas, la burocracia, la función jurisdiccional, las universidades y demás planteles educativos, los medios de comunicación colectiva, la iglesia, todo adaptado al sistema capitalista y trabajando para reproducirlo en cada instante.

Los asalariados o proletarios, los trabajadores autónomos, los campesinos también son bastantes, pero no tienen conciencia de clase ni la ideología de los trabajadores, —el socialismo—, pues, bombardeados día noche por el discurso de periodistas, sacerdotes, profesores y profesionales neoliberales, han asumido como correcta la ideología de los explotadores y se suman a sus partidos políticas. No hay ninguna organización de trabajadores que esté luchando por los intereses de los pobres, explotados, oprimidos y dominados.

Batallando contra corriente, una minoría de profesionales de la pequeña burguesía está militando en las filas del socialismo del siglo XXI, alentada por decenas de miles de trabajadores que fueron testigos y quieren que se repita la más grande inversión pública en salud, educación, vialidad, comunicaciones, construcciones, que generó mucho empleo y mejoró notablemente todos los servicios públicos.

Las grandes posibilidades del socialismo del siglo XXI para obtener los mejores resultados el próximo 20 de agosto obedecen al oportunismo de la pequeña burguesía que en este caso se refleja en el fraccionamiento con el que participará.