En deuda con la madre tierra

Quilanga, 08 de septiembre 2023

Tenemos y nos movemos todos en un espacio dentro de la tierra que nos corresponde, por derecho, cierto es, que de acuerdo al modelo de vida que nace desde el capital y la propiedad privada, unos tienen mucho, otros poco y la gran mayoría no tiene nada. En pocas palabras, la tierra que es de todos desde la misma creación, se ha convertido, bajo título de propiedad, en un bien que está en pocas manos.

El problema quizá, no sea que unos tienen mucho y otros nada, el mayor problema radica en el uso que le estamos dando a este bien universal, herencia de nuestros antepasados y que nosotros estamos llamados a preservarlo para nuestros hijos.

Más, sin embargo, la tierra está siendo no mal utilizada, ni maltratada, sino está siendo sobre explotada, está expuesta a la destrucción total por la ambición y codicia del estado, llamado a cuidar y regular a la que se suma la ambición y codicia de los seres humanos, que ya tienen y quieren tener más en desmedro de los menos favorecidos.

Esta concepción utilitarista, economicista, profundizada con el pragmatismo económico y político pasan a considerar a la tierra como un objeto material expropiable o una mercancía canjeable, justificado en nombre del “progreso y desarrollo”, cuando en realidad, los beneficios que de la tierra emanan nunca ha ido a los más pobres, sino que se han beneficiado muy pocos grupos de poder económico y político que a su turno han tomado decisiones privilegiadas para el confort del statu quo.

Ejemplos sobran para analizar la sobreexplotación y maltrato a la madre tierra, miremos el que más cercano está. Garantizando el derecho constitucional, se les pregunta a los ciudadanos ¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo? La respuesta mayoritaria es SÍ, quienes creemos en que se debe buscar nuevas formas de progreso y desarrollo nos alegramos con sabia decisión del electorado, no solamente vamos a guardar el petróleo, sino a cuidar, proteger y preservar la zona más biodiversa del planeta, en una sola palabra vamos a salvaguardar la vida.

La voz del pueblo debe ser respetada y debemos estar vigilantes para su cumplimiento inmediato, ya que, el gobierno aupado por los “economistas”, junto a las empresas de comunicación y sus voceros pretenden hacer caso omiso, aduciendo que vamos a dejar de percibir 1.200 millones, que la pobreza va aumentar y que únicamente debieron ser consultados los habitantes de la zona afectada. Argucias van y vienen. Para nosotros el SÍ es un llamado a buscar alternativas diferentes al economicismo extractivista, por uno integral que sea novedoso y creativo para el buen vivir.

Los modelos extractivistas y desarrollistas son el fiel reflejo de que le estamos quitando a la madre tierra más de lo que puede darnos. Los recursos naturales no se regeneran con la misma velocidad que los consumimos y cada año que pasa consumimos más, los datos estadísticos nos dicen que en treinta años hemos perdido tres meses de vida en armonía con la naturaleza y no se ha hecho nada significativo para cambiar el rumbo, más bien la naturaleza que se defiende sola, con la llegada de la pandemia de la COVID-19 le dio un descanso resiliente a la tierra recuperándose veinte y cuatro días, que se volvieron a perder en el 2022-2023 .

Finalmente, ayudemos a respirar al planeta. Adalid Contreras dice: La madre tierra es persona, con derechos, no un recurso proveedor de riquezas ni un objeto de dominación, es la Madre de todo lo viviente, no es un algo sino un alguien que no nos pertenece, sino que nosotros le pertenecemos a ella”. En nuestras culturas andinas, la PACCHA es universo, mundo, tiempo, lugar y MAMA, madre que concibe la vida, que protege, nutre, sustenta y cobija a todos los seres vivos.