María Antonieta Valdivieso Cueva.
Jaime Bayly en su última obra Los genios narra un hecho que impactó en la vida personal de Mario Vargas Llosa. El premio Nobel peruano y su familia residieron por un lapso de ocho años en Barcelona, el cosmopolita puerto español en donde fueron vecinos y muy cercanos amigos del también premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, eran los años sesenta y cuando aún no soñaban recibir el galardón sueco.
Vargas Llosa decide a instancias de su esposa y prima hermana, Patricia Llosa, trasladarse a vivir en Lima, pues le resulta agobiante la crianza de sus tres pequeños hijos. Deciden viajar en barco, parten desde Barcelona con destino al puerto peruano del Callao. Durante la larga travesía la pareja conoce y entabla amistad con Susana Diez Canseco, una chica joven de gran belleza física, quien había sido modelo en las grandes capitales del mundo, pero cansada y ya divorciada de su esposo Andrés decide regresar al Perú, también su patria. Vargas Llosa, seductor irreductible, pronto la hace su amante y empiezan una fogosa relación, que lo llevaría a separarse de Patricia, al llegar a Lima.
Cito esa parte de Los Genios, porque de acuerdo a Bayly, Susana Diez Canseco es ese personaje multifacético, camaleónico e impredecible que es la protagonista de la novela de Vargas Llosa Travesuras de la niña mala, producida por Editorial Alfaguara en enero del 2006, situada en los años sesenta, época particularmente problemática para Latinoamérica.
Ricardo Somocurcio es el personaje central, peruano, huérfano que queda a cargo de su tía Alberta, y cuyo único sueño en la vida es ir a residir en París, viajar y aprender idiomas. Graduado de abogado viaja a Francia, ya instalado en la capital francesa, sin trabajo inmediato, vive de la generosidad de su amigo Paúl, quien es chef, está involucrado con la causa cubana y es activo militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario).
Paúl le ofrece un trabajo temporal para que recibiese a tres becarias peruanas, quienes harían escala en Francia por unos días para luego dirigirse definitivamente a Cuba, en donde realizarían trabajo voluntario y recibirían entrenamiento para la lucha guerrillera en Perú, pues pretendían hacer de este país una segunda república socialista sudamericana.
Recibe a las muchachas que son muy jóvenes y bellas; y, en una de ellas cree reconocer a la chilenita, a quien conoció en su adolescencia en las fiestas juveniles que realizaban en el muy peruano barrio Miraflores. Sí, es ella, la chilenita Lily convertida ahora en la camarada Arlette, aunque no lo acepte; se ha convertido en una mujer de extraordinaria belleza Ricardo la llama la niña mala, y recuerda cuán enamorado estuvo de ella en su juventud. Arlette pretende quedarse en París con él, pero este se niega.
Pasean clandestinamente por la hermosa capital e inician un tórrido romance, lleno de ardiente amor, de loca pasión, que en Ricardo permanecerá indemne hasta el final; la ama profundamente y le recita esos eróticos versos de Neruda del poema Material nupcial:
La inundaré de amapolas y relámpagos,
la envolveré en rodillas, en labios, en agujas.
La haré huir escapándose por uñas y suspiros,
hacia nunca, hacia nada.
A partir de aquí se inicia una relación de ir y venir, de encuentros y desencuentros, de amor y desamor; ella con un amor pasivo, sin entregarse, Ricardo con un amor apasionado, de entrega total. Pronto recibe noticias de su amada: es en Cuba la amante del comandante Chacón.
Ricardo es aceptado como traductor en la Unesco, lo que le permite vivir decentemente y también trabajar en diferentes ciudades europeas como Londres, Viena, Roma, etc. Con lo que cumple su sueño de viajar y aprender idiomas. Eran mediados de los años sesenta y en los jóvenes había una fiebre por la Revolución cubana, todos querían replicar en sus países la hazaña de Fidel Castro. Jóvenes de todo el mundo apoyaban la causa cubana, jóvenes idealistas que veían en el Socialismo la vía para que los países del tercer mundo salgan del subdesarrollo.
Londres desplazó a París como centro cultural y de la moda, era la época en que se escuchaba la música de los Beatles, de los Rolling Stones, de la popularización de las drogas, la salida del armario de los homosexuales, las campañas del orgullo gay, del amor libre, de la minifalda, era un pacifismo hedonista y anárquico, era un irse contra lo establecido, pero no un respaldo ideológico político a favor del socialismo.
El MIR seguía atacando en el Perú, sus acciones militares seguían causando estragos, se daban actos terroristas del grupo Túpac Amaru; la prensa acusaba al gobierno de Belaunde Terry de debilidad, pronto los militares encabezados por el general Juan Velasco Alvarado, terminaron con la democracia al derrocar al presidente Fernando Belaunde Terry, el 3 de octubre de 1968 y se mantuvieron en el poder por doce años.
La Niña mala asoma como la elegante esposa de un diplomático francés, Robert Arnosux; reanuda el romance con Ricardo, a quien ella llama Niño bueno; pronto pasa algo entre los esposos y ella tiene que huir de inmediato, pues la acusa de vaciar su cuenta bancaria. Hay nuevos amantes, pero el amor de Ricardo hacia ella permanece inalterable. El último, el Fukuda, es quien la explota de todas formas.
Regresa enferma, una ruina humana, extremadamente delgada, víctima de depresión, Ricardo logra que la internen en un centro privado, en donde unas monjas la recuperan y rehabilitan, pero para variar, de ahí también huye.
Ricardo regresa a su Perú natal y recordando sus años juveniles pasea por el Callao: conversa casualmente con un viejo estibador, quien evoca tiempos pasados y coincidencialmente resulta ser el padre de la niña mala; le cuenta que la madre era empleada doméstica de casa grande, en donde se hace amiga de la hija de los patrones y es con ella que se hacen pasar por chilenas.
Finalmente, va a vivir en Madrid, con una chica bastante más joven y es ahí donde llega la niña mala, terriblemente enferma, había sido operada de un tumor maligno, recibido quimioterapia, pero su cuerpo casi esquelético, estaba todo tomado por el cáncer. Ricardo la acompaña a una casita en el sur de Francia a que viva sus últimos días.
Una gran obra de Vargas Llosa, describe con fuerza y patetismo un gran amor que todo perdona; posee un fondo histórico que nos permite conocer la realidad sociopolítica de ciertos países europeos y latinoamericanos. Me encantó que Bayly la cite para volver a leerla. Disfruté plenamente su lectura por su gran fuerza narrativa y la valiosa información que contiene.
Loja, 12 de noviembre del 2023