Una verdad colosal


Hoy en la madrugada la luna encendida hacía gala de su belleza. No niego que mirando su sonrisa me puse luminosa y quise olvidar las injusticias, las persecuciones innecesarias, las mezquindades que cierran camino. Mas, no hay que ahondar en pesadumbres, sino en las posibilidades que existen.

La luna me enseñó que a pesar de la oscura noche, hay el instante en que todo conspira para que brillemos y seamos triunfantes, para que las cosas cierren el circuito y sean completas, claras, excelsas, colosales. El universo nos habla con símbolos, con signos, hoy, la esperanza ensanchada de promesas asegura que vienen cosas grandes.

He puesto los ojos arriba, con un romanticismo poco usual, no pido para mí, sino la dicha de poder ver a los que aprecio, ser felices. Quiero que los desvalidos encuentren consuelo, que los maltratados reciban justicia. Quiero: amor para los mal-amados, y comprensión para los incomprendidos. Quiero seguridad para los que tienen temor y perdón para los equivocados.
La luna hoy brilló con verdadera fuerza, con la insistencia de una verdad colosal, esa verdad que es amorosa, que sana todo resentimiento. Porque en el universo no existen errores, todo tiene una justa razón de ser y de permanecer.

Con semejantes revelaciones, no podía sino estar alegre, porque algo por lo que he luchado será indefectiblemente posible, (y no será únicamente para mi beneficio), porque el dolor de los bien-amados cesará y se cambiará por realización en todo el sentido de su significado.

Así que piensa, ¿qué te hace sufrir? Todo tiene una recompensa, en un momento determinado, sin que lo esperes o desesperes, llegará. Yo mismo he madurado tanto la idea de realización de muchas cosas, y la vida me ha traído regalos equivocados (según yo), pero, nada es casualidad, todo es causalidad.

Una verdad colosal se ve en la luna de este 24 de julio, una verdad que la murmuran los vientos, que brilla en los rayos del gran astro, que tiñe de azul intenso el firmamento. Es una sentencia que no puede dejar de cumplirse, un mandato que viene de lo superior, que contra toda oposición se revela y se posesiona, es un dictamen que no podemos evadir, un decreto que lo manda el mismísimo universo.

Se trata de un momento culmen, donde todo aquel que luche por sus sueños, coronará victoria. Grandioso, porque ya no habrá más fracaso, sino ensayo, entrenamiento. La luna lo ha afirmado, muy segura en su hermosura. El despunte del nuevo día ha traído victoria para Richard Carapaz, y para todos quienes persistan en su sueño o ideal, eso sí, con anhelo justo y con propósito y compromiso.

Lo hemos visto y palpado, la luna no miente. Vendrán éxitos, realización de propósitos buenos. Una verdad colosal, a ti vuelo.

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