Ya no leemos mis guambras

Efrén Sarango Palacios

La lectura, mis bonitos,

es la llave del progreso,

es la sangre para el seso

que se aclara de a poquito.

Y si lee despacito

paladeando la escritura

captará la galanura

que se encierra en bellas frases,

en mensajes tan locuaces

de acendrada catadura.

La lectura nos libera

de la tórrida ignorancia,

nos concede relevancia

que se encumbra cual bandera.

Dejarás de ser cualquiera

a través de la lectura

y de paso, la cultura

de los pueblos se engrandece

pues hoy día se entristece

en un cerco de ataduras.

La lectura nos despierta

de ese sueño aletargado

que destruye anticipado

y nos cierra toda puerta.

Sin lectura es letra muerte

los mensajes decidores

de los buenos escritores

de la patria y mundo entero

que han secado sus tinteros

en los libros de colores.

¿Cuántos libros bienolientes

señoritos profesores,

les pregunto sin temores

han leído últimamente?

Dos o tres difícilmente,

o quien sabe, medio ciento,

no lo afirmo, más presiento

que a las justas medio texto

por dejados y a pretexto

del salario ceniciento.

Los muchachos de estos días

ya no leen con pasión,

ni les llama la atención

visitar las librerías.

Son sus grandes alegrías

los mensajes sin parar

del famoso celular

con errores de escritura

y otras tantas meteduras

de su pata singular.