El baúl de los recuerdos: Malacatos a lo grande

Efraín Borrero E.

Decía Luis Felipe Mora que Malacatos es la parroquia más hermosa del cantón Loja.  Reproduciendo las palabras del eminente sacerdote franciscano, Fray Vicente Solano, sobre ese encantador vergel, escribió: “Nunca se borrará de mi imaginación tan bello espectáculo; y diera lo más caro de mi vida para que en mí volviera a renovarse”.

Es que el hermoso valle de Malacatos llena de esplendor nuestra vista con sus distintos tonos de verde y sus fascinantes paisajes. Su clima primaveral torna acogedora la estadía, y por donde transitamos se respira el perfume de los huertos constantemente floridos, el olor a cañaverales extendidos como alfombra, y el de su negro y exquisito café.

Malacatos es una parroquia cargada de historia. Fuentes históricas dan razón que fue conocida como provincia hasta fines del siglo XVII con el nombre de Valladolid. Se constituyó como parroquia eclesiástica y civil en 1691, por lo que es considerada una de las más antiguas de la Diócesis de Loja.  

En el centro de la apacible urbe parroquial se levanta imponente el Santuario Diocesano del Señor de la Caridad, con estilo neoclásico renacentista, proclamado como tal el veinte y cinco de agosto de 1995, por el Venerable Cardenal Bernardino Echeverría Ruiz. Inicialmente era una pequeña iglesia con su casa parroquial construida a base de tapia. En 1942 fue derruida por órdenes del presbítero Alfredo Narváez y sobre ella se construyó el nuevo templo. El presbítero Aurelio Abarca continuó entusiastamente la obra cuya culminación correspondió al sacerdote Víctor Manuel Reyes. En 1985 el Padre Miguel Ángel Abad inicia una nueva reconstrucción que se mantiene hasta la actualidad.

El Señor de la Caridad es una imagen de Jesús sacrificado, venerada desde hace muchísimos años. Los devotos la llamaron así porque en la construcción del templo hubo el aporte económico de ricos y pobres; es decir, el Templo fue construido gracias a la “caridad” de la gente. 

A lo largo del tiempo han aparecido varias generaciones de hombres dedicados al cultivo de la música, destacándose el nombre del músico y educador Miguel Cabrera, hombre gentil y de espíritu abierto. Se sabe que, cuando se hizo cargo de la parroquia el sacerdote Simón Rodríguez Jaramillo, logró formar la primera Banda de que se tiene noticia, allá por los años de 1880.

Más tarde se organizó la segunda Banda de Músicos de Malacatos gracias a la generosidad de Manuel Ignacio Godoy, distinguido benefactor malacatense, quien importó un valioso instrumental completo para donarlo a su tierra natal, costeando de su peculio al maestro instructor.

Malacatos ha sido tierra fecunda de distinguidos profesionales y hombres de letras que han sobresalido en el ámbito provincial y nacional. Recordemos los nombres de los hermanos Luis Emilio y Rafael Rodríguez Palacios, fallecido trágicamente en noviembre de 1979 en el aeropuerto de Catamayo, cuando ejercía las funciones de ministro de Estado en el Gobierno del presidente Jaime Roldós. Fueron hijos de Manuel Rodríguez, entusiasta propulsor de muchas obras parroquiales.

También está en mi memoria el nombre de Zoilo Néstor Silverio Jiménez, ingeniero civil de profesión, nacido el dieciseis de julio de 1931. Un hombre gentil y apreciado por la colectividad lojana por sus virtudes.  Contrajo matrimonio con la encantadora ex Reina de Macará, Digna Dolores Arias Sánchez. Ejerció algunas funciones públicas y privadas inherentes a su profesión. Fue socio fundador de la Compañía COSURCA y rector de la Universidad Técnica Particular de Loja.

Cuando se jubiló, junto con su amada Digna Dolores regresó al Valle de la Eterna Primavera, como se conoce a Malacatos, para disfrutar de más vida a los años que les quedaban. Así fue, hasta que el diecisiete de marzo del 2022 falleció ante la mirada acongojada de su fiel e inseparable esposa.

Otro malacatense que no olvida a su tierra querida es el ilustre Víctor Manuel Bastidas Jiménez. Con su digna esposa, Inés Victoria Riofrío Rentería se trasladan frecuentemente desde Guayaquil, ciudad de su residencia, para disfrutar días placenteros y recordar tiempos pasados.

Víctor Manuel Bastidas Jiménez, graduado de ingeniero en Rumanía, ha erigido por todo lo alto el orgullo de los lojanos ejerciendo las funciones de rector de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, durante doce años, y cuatro como vicerrector, períodos en los cuales fue evidente la prestancia y categoría adquirida por ese prestigioso centro de educación superior. Su respetable palabra siempre fue un referente y guía para el logro de grandes objetivos. Su apasionada vocación como formador de juventudes constituyó un estímulo para sus educandos.

Aníbal Arévalo Vallejo, ingeniero agrónomo, también se destacó como Director de la entonces Extensión Universitaria Técnica del Norte, con sede en Ibarra, en circunstancias que la Universidad Nacional de Loja, solidaria con los anhelos de los estudiantes imbabureños, asumió la responsabilidad de su conducción, el treinta y uno de marzo de 1982, que fue el paso previo a la creación de la Universidad Técnica del Norte, el dieciocho de julio de 1986. Actualmente reside en Quito.

En el campo literario brilla con luz propia el distinguido escritor Carlos Alfonso Carrión Figueroa, nacido el veinte y cinco de enero de 1944. Obtuvo su doctorado en Letras por la Universidad Complutense de Madrid.  Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Loja. Entre sus veinte libros constan cuentos, novelas, ensayos y trabajos periodísticos. 

Ha recibido múltiples reconocimientos y ha obtenido numerosos premios dentro y fuera del país, como el primer lugar en el concurso nacional Virgen del Carmen de Zaragoza, España; primer lugar en el concurso nacional José de la Cuadra, Ecuador; primer lugar en el concurso nacional de literatura Joaquín Gallegos Lara, Ecuador; primer lugar en el concurso nacional de literatura Pablo Palacios, Ecuador; primer lugar en el concurso de literatura Latin Heritage Foundation, Washington; y, primer lugar en el concurso nacional de literatura Miguel Riofrío, Ecuador.

Los malacatenses son personas laboriosas, luchadoras, emprendedoras y visionarias. Dos de sus distinguidos hijos: Emilio Policarpo Álvarez y Manuel Esteban Godoy, propiciaron la generación de las dos más importantes industrias de la ciudad de Loja.

El primero, junto con cuatro cañicultores lojanos, constituyó la Sociedad Anónima Industria Lojana Embotelladora de Licores – ILELSA-, en 1961. Años más tarde, su hijo Humberto Álvarez Bastidas fue el gran gestor para la transformación empresarial de ILELSA, cuyos productos alcanzaron un posicionamiento significativo en el mercado nacional y entre los connacionales a nivel del mundo, especialmente con su producto estrella Cantaclaro. Sus descendientes tomaron la posta y avanzan exitosamente hacia el logro de grandes objetivos.

El segundo, cuyo abnegado trabajo junto a su esposa Blanca Vicenta Ruiz fructificó en la gran corporación Industria Lojana de Especerías -ILE-, que actualmente brinda a los hogares ecuatorianos especias, condimentos, hierbas aromáticas, salsas, pastas, esencias y otros ingredientes para elevar el sabor de los alimentos.

Sus descendientes, siguiendo el ejemplo tesonero de Manuel Esteban Godoy, han expandido la empresa a mercados internacionales, como: Estados Unidos, España y Chile, con la proyección de llegar a otros países.

Habrá seguramente otros nombres de personajes importantes, por cuya omisión pido disculpas. Ha sido mi empeño referirme a Malacatos de la que hay que hablar en grande por la fecundidad de su tierra y fascinantes paisajes; por su historia y por sus destacados hombres y mujeres.