Benjamín Pinza Suárez
Los auténticos líderes son seres excepcionales que surgen cada cierto tiempo y que, por sus cualidades y características únicas, son capaces de poner en movimiento y acción grandes desafíos y generar cambios estructurales en una sociedad. Tal es el caso del general Eloy Alfaro Delgado que nació y vivió para ser un líder histórico de trascendencia y que, pese a los 128 años desde cuando triunfó la revolución liberal, su memoria sigue vigente hasta la época actual. Jamás líderes de esta dimensión tienen una vida sosegada, valorada y sopesada por su legado histórico en bien de la nación; todo lo contrario, su vida siempre es un incesante viacrucis que solo encuentra tranquilidad y paz bajo una tumba.
Eloy Alfaro fue dos veces presidente del Ecuador desde 1895 hasta 1911. Fue líder de la revolución liberal que luchó contra las fuerzas oscurantistas conservadoras que mantenían su statu quo, oponiéndose a cualquier proceso de cambio social. Hay un hecho histórico que da cuenta de que el 17 de enero de 1897 cuando fue nombrado presidente constitucional del Ecuador, tuvo como su vicepresidente al lojano Manuel Benigno Cueva Betancourt, tío del expresidente Isidro Ayora Cueva. Además, participaron con honor, valor y lealtad en las luchas alfaristas los lojanos Mario Suquilanda Román, Manuel Enrique Rengel Suquilanda y Eliseo Salazar, todos ellos de origen macareño.
La obra pública que desarrolló Alfaro fue inmensa, realizando transformaciones sociales y políticas como la separación de la Iglesia con el Estado, el apoyo a la equidad de género nombrando por primera vez a una mujer para un cargo público, legalizando el divorcio, creando el registro civil, reorganizando a las fuerzas armadas y exonerando a los indígenas del pago de la contribución territorial y del trabajo subsidiario.
Digno de destacar es el gran impulso que le dio a la educación laica y gratuita con la creación del Instituto Nacional Mejía, el colegio Vicente Rocafuerte y, sobre todo, con la creación de los afamados normales para la formación de los mejores maestros del Ecuador como lo son el Normal Juan Montalvo, el Manuela Cañizares, el Rita Lecumberri, el Benigno Malo, el Zoila Ugarte de Landívar, el Eloy Alfaro de Cariamanga, de cuyos centros de estudio salieron los más prestigiosos maestros normalistas que tanto bien y prestigio le dieron a la educación nacional.
Además, Alfaro desarrolló toda una red de ferrocarriles para dinamizar la economía, los sistemas de transporte y de comunicación con el fin de articular de manera armónica al país. Su lucha por la defesa de los valores democráticos, por la unidad nacional y por la integridad territorial de nuestra patria, fue incansable; promoviendo con ello la gran modernización de la sociedad ecuatoriana. Por las luchas sostenidas entre los sectores progresistas y los sectores retrógrados, es que Alfaro fue desterrado a Panamá en donde tuvo la ocasión de encontrarse con el insigne Juan Montalvo, quien también sufrió el destierro por parte de las clases dominantes y a quien, Alfaro, lo protegió y le apoyó en la edición de sus importantes ensayos.
Dada la inmensa obra pública y los cambios transformadores realizados por Alfaro en bien de la sociedad ecuatoriana, es que la Escuela Superior Militar, el Buque insignia de la Escuela Naval, numerosas escuelas, colegios, academias, avenidas, calles y plazas, llevan su nombre. Por todo ese legado histórico es que el pueblo ecuatoriano hace pocos años atrás lo reconoció como uno de los mejores presidentes que ha tenido nuestro país.