Diego Lara León
El sector empresarial en la actualidad se enfrenta a un panorama en constante evolución, impulsado por avances tecnológicos, cambios socioeconómicos, y también por inestabilidad política y económica. En este contexto, la contratación de jóvenes se ha convertido en una estrategia clave para asegurar la prosperidad y el éxito a largo plazo de las organizaciones, además aporta una perspectiva fresca y una mentalidad innovadora. Los jóvenes están creciendo en un mundo conectado digitalmente y son nativos digitales. Esto significa que tienen un conocimiento y una comprensión profunda de las nuevas tecnologías y las tendencias emergentes. Al incorporar a jóvenes talentosos en los equipos, las empresas pueden beneficiarse de nuevas ideas y enfoques creativos para enfrentar desafíos y encontrar soluciones innovadoras.
Además, los jóvenes aportan energía y entusiasmo a las empresas. Son ambiciosos, están dispuestos a asumir riesgos y tienen una mentalidad emprendedora. Esta actitud puede fomentar un ambiente de trabajo dinámico y motivador, que inspire a otros empleados y promueva la colaboración. Los jóvenes a menudo están dispuestos a aprender y a enfrentar nuevos desafíos, lo que puede impulsar el crecimiento y la adaptabilidad de la empresa en un mundo empresarial en constante cambio.
Otro beneficio importante de contratar a jóvenes es la diversidad generacional en el lugar de trabajo. La incorporación de diferentes grupos de edad crea un ambiente enriquecedor en el que las ideas, experiencias y perspectivas se entrelazan. Los jóvenes pueden aprender de la experiencia y la sabiduría de los empleados más experimentados, mientras que estos últimos pueden beneficiarse de la energía y las habilidades técnicas de los jóvenes. Esta colaboración intergeneracional fomenta un ambiente de aprendizaje mutuo y crecimiento profesional.
La contratación de jóvenes también es una inversión en el futuro de la empresa. Al brindar oportunidades laborales a los jóvenes, las organizaciones pueden contribuir a la formación de talento a largo plazo y garantizar una sucesión sólida de líderes y profesionales capacitados. Además, contratar a jóvenes puede ser una estrategia para atraer y retener talento. Muchos jóvenes buscan oportunidades que les permitan crecer y desarrollarse profesionalmente desde el inicio de sus carreras. Las empresas que ofrecen programas de desarrollo y mentoría a los jóvenes pueden destacarse como empleadores atractivos y posicionarse como líderes en su industria.
Sin embargo, hay que saber equilibrar, el equilibrio es la clave del desarrollo. Pero, ojo, el equilibrio no siempre está en el punto medio, recordemos que equilibrio no es igualdad, equilibrio es equidad. La experiencia es importante, es por ello que debemos tener equipos “equilibrados”, donde exista experiencia y juventud.
¿Qué es mejor, preguntarán algunos: la experiencia o la juventud? Al mismo tiempo ambos son muy difíciles conseguir. Sin embargo, al menos yo prefiero a jóvenes con muchas ganas de aprender; y, a experimentados que estén dispuestos a desaprender y a enseñar.
La juventud no solo está en la edad cronológica, también hay “jóvenes rígidos”, que no desean aprender.
No todas las competencias laborales se las adquiere rápidamente, por eso cuando digo equilibrio me refiero a que se debe cuidar y dimensionar que hay espacios y espacios dentro de las organizaciones.
Aprendamos de las grandes corporaciones multinacionales, quien asume el liderazgo en esas empresas luego que el líder finaliza su actividad, es quien estuvo años como número 2; y, a su vez ese espacio lo ocupa el número 3 y así sucesivamente. Los liderazgos deben ser colegiados y debe haber programas de crecimiento interno, que motiven a los jóvenes a ingresar a una organización.
Finalmente debemos recordar que a medida que el ser humano avanza en edad y en experiencia, su rol debe ir cambiando, nunca debe ser desechada su experiencia y sabiduría. La evolución es buena; la involución, esa es la que no debemos permitir que suceda.
@dflara