Juramento a la Bandera

Quilanga, 22 de septiembre 2023

Próximos a celebrar el Día de la Bandera Nacional, la juventud colegial se prepara para renovar su compromiso de respeto y lealtad a la patria, a la familia y a sus valores. Al jurar la bandera, los estudiantes del tercer año de bachillerato reverentes inclinan su rodilla al sagrado símbolo y al unísono proclama SÍ JURO. Testigos sus padres de familia, docentes y la sociedad que espera ávida a una nueva generación de hombres y mujeres que van en pos de mejores días.

Emociones van, emociones vienen al ver la gallardía, frescura y energía de cientos y miles de jóvenes que, con profundo sentido de identidad nacional, de pertenencia y amor a la patria ven llegar también el final de un ciclo de estudios, de compañerismo y aprendizaje.

El fervor cívico que inspira el juramento a la bandera revive la historia de nuestro ayer lleno de gloria, pero también de sangre en el que muchos héroes y heroínas derramaron por devolvernos la libertad y la dignidad de ecuatorianos y ecuatorianas, refresca la memoria de quien también juramos la bandera para defender la patria, no solo de su integridad física, sino desde nuestras vidas, desde nuestros trabajos hacer una patria digna y soberana.

El civismo de la juventud, nos lleva a reflexionar alrededor de la relación entre el país y sus nuevas generaciones. Los líderes de gobierno deben sentir en sus venas el grito de los jóvenes y empezar a generar una serie de políticas públicas para cuyos mayores beneficiaros sean ellos, empezando, por políticas claras en la educación superior que permita su acceso integralmente a la Universidad. No pueden permitirse, los gobiernos de turno, en pleno siglo XXI, dejar sin acceso a las aulas universitarias y no es el dilema de público y privado, sino de la obligación del estado de cumplir con los derechos la juventud.

Este día cívico nos plantea dos preguntas, la primera nos lleva a ¿Cómo seguir fortaleciendo en los chicos el sentido de identidad y pertenencia ciudadana al país?, esto porque estamos ante una avalancha mediática globalizada de influencia e incidencia de valores y costumbres que pretende la homogenización cultural. La segunda pasa por ¿qué estrategias estamos implementando en las políticas públicas para mejorar sus condiciones de vida? En la primera la familia y los centros educativos tienen su respuesta, en la segunda el estado y sus gobernantes están llamados urgentemente a dar una respuesta y forjar un país de bienestar.

El reto no termina con las respuestas a las preguntas formuladas, si no en que, el ímpetu de cada 26 de septiembre se prolongue en la vida. Ante los difíciles momentos de la patria, las respuestas y argumentos de los jóvenes deben generar conocimiento, acción y vivenciarlos con espontaneidad, creatividad y en el marco de un verdadero espíritu crítico que remueva las estructuras caducas para generar un estado inclusivo e incluyente en un marco de justicia y de paz.

Perdurar el espíritu cívico en el tiempo, es darles a los jóvenes y señoritas argumentos reales para que se queden, para que sean el renovado motor de desarrollo integral de este territorio, sean la savia nueva que haga crecer a su patria.

En este 26 de septiembre con el flamear de nuestra bandera sacudamos la sociedad y ensalcemos nuestro símbolo con las palabras de Numa Pompilio Llona: “Flota orgullosa, espléndida y galana, Y ondula entre las ráfagas ligera, ¡oh de mi patria tricolor bandera! “Iris listado de oro, azul y grana”.