Diego Lara León
Una de las primeras frases que un estudiante de economía escucha, es ceteris paribus, frase latina que significa “todo lo demás constante”. Como la economía es una ciencia social, existen muchas variables que inciden al mismo tiempo sobre la sociedad, sobre las empresas, sobre las familias. Es muy complejo que un nobel estudiante visualice y entienda cada una de las variables, habiendo tantas alrededor, es por ello que ese término ceteris paribus, lo que hace es “congelar”, “dejar quietas” las demás variables para entender el comportamiento de una de ellas.
Pero claro eso es ficticio, solo para caso de estudio se puede aplicar. Parar la economía, parar el mundo era una utopía hasta hace 2 años.
Me quiero imaginar a Alfred Marshall, economista que introdujo este término, lo que hubiera pensado o sentido al ver que una pandemia literalmente paralizó muchas variables y muchas actividades económicas por un largo tiempo, es decir, se cumplió su enunciado: “parar casi todo”.
Gente confinada en su casa, aeropuertos vacíos, producción a cero, el petróleo con precio negativo, en fin, un escenario impensado hasta para el más loco de los economistas.
Sin lugar a dudas, el confinamiento por la pandemia presionó al límite muchos de los comportamientos humanos, puso a severa prueba la convivencia y la tolerancia; y, algunos creímos que luego de esa extrema experiencia habría cosas que cambiarían para siempre.
El estudio BDM 2022 realizado en Ecuador logró determinar que, en nuestro país, las tareas de la casa como limpieza, cocina, arreglo de ropa y cuidado de los hijos se democratizó en la época de pandemia. En el Ecuador en promedio esas tareas fueron compartidas entre hombres y mujeres. Entre marzo 2020 y marzo 2021 en el 14% de los hogares las mujeres se dedicaban exclusivamente a limpiar y cocinar en casa, 7% de los hogares tenían a los hombres como únicos responsables de esas actividades, y el 75% de familias compartían las tareas entre hombres y mujeres.
Hoy luego de haber salido de confinamiento y empezado a dejar atrás la pandemia, las cifras han retrocedido drásticamente, solo el 35% de las familias comparten las tareas de casa (se ha retrocedido 40 puntos) y en el 55% de los hogares solo es la mujer la “única responsable” de las tareas del hogar.
Cuando hablamos de quien tiene obligación de educar y estar pendiente de las tareas de los niños, también se ha retrocedido y es mayoritariamente la mujer la responsable de esa tarea en muchos hogares ecuatorianos.
Lamentablemente la clase social tiene mucho peso para estas distorsiones, mientras más se van deteriorando las condiciones socio económicas del hogar, más desbalance existe entre las tareas de hombres y mujeres.
¿Qué estamos haciendo en casa?, ¿somos parte de esa lamentable estadística?, ¿criticamos a los machistas, pero también lo practicamos?
Recordemos lo que dijo William Mc Raven en su libro “Hazte la Cama”. “Para cambiar el mundo hay que comenzar por pequeñas cosas, las que nos parecen triviales y elementales, para cambiar el mundo hay que empezar por nosotros mismo”.
“Si quieres hoy cambiar el mundo, empieza arreglando tu cama”.