Christian Cano Zambrano
En medio de lo que fue el juicio político en contra del presidente Guillermo Lasso, por un presunto delito de malversación, este decretó la disolución de la Asamblea Nacional y con ella, el fin de su gestión al frente del Ejecutivo. La “muerte cruzada”, como se conoce popularmente a esta figura legal, es un mecanismo que permite al ejecutivo y legislativo disolverse mutuamente y de forma anticipada para llamar a elecciones. El decreto de disolución de Lasso se sustenta sobre una “grave crisis política y conmoción interna”, una de las tres causas que, de acuerdo con la Constitución vigente, permite invocar a la “muerte cruzada” y la única que no requiere del dictamen de la Corte Constitucional.
Tras el decreto de disolución, la Constitución exige convocar a elecciones legislativas y presidenciales en un plazo máximo de siete días. El documento firmado por el presidente notificó al Consejo Nacional Electoral (CNE) su obligación de llamar a los siguientes comicios, que deberán celebrarse en una misma fecha y decidirán a los ocupantes de los cargos para el resto de sus respectivos períodos. Tanto Lasso como los asambleístas podrán presentarse a las elecciones extraordinarias, cuya primera vuelta tendrá lugar en un plazo máximo de noventa días tras la convocatoria.
“Los acontecimientos políticos suscitados desde inicios de la gestión presidencial demuestran que la Asamblea Nacional y los bloques de oposición, han buscado obstaculizar continuamente con el Ejecutivo a través de dos pedidos de destitución y dos pedidos de revocatoria del mandato desde el año 2021; además la falta de colaboración por parte de la Asamblea Nacional, respecto de las distintas iniciativas legislativas remitidas por el presidente de la República, han afectado la gobernabilidad y el normal desarrollo de las políticas públicas”, se lee en un apartado del Decreto Ejecutivo 741.
En las elecciones anticipadas del próximo 20 de agosto, los ciudadanos no solo tendrán la responsabilidad de elegir al presidente y vicepresidente de la República y a las 137 asambleístas y sus suplentes, sino que también se les presentará una decisión adicional de gran importancia.
Las elecciones exprés derivadas de la “muerte cruzada” se constituyen en el evento más singular y excepcional de la historia reciente. En pocos días, los partidos y movimientos políticos deberán cumplir un cronograma electoral estrechísimo que apenas prevé una semana de campaña. Y así será difícil que los electores conozcan los programas de gobierno o a los candidatos de las diferentes tiendas políticas, además de la dispersión en la papeleta que será un dolor de cabeza al momento de decidir y votar.