Caótica situación estructural de las cárceles

Augusto Costa Zabaleta

Los crímenes sistemáticos y caóticos, acontecidos en los centros de reclusión del país, se tornó de orden estructural, desde hace mucho tiempo, con una culpabilidad latente de inoperancia e irresponsabilidad del poder central, acéfalo en adoptar los sistemas modernos de rehabilitación humana.

La estructura carcelaria, compleja y de auténtica revalorización se constituye de variantes y determinadas faces: empieza por la educación que se imparte a los pueblos, con los valores éticos y morales que engrandecen a la persona, el respeto a los congéneres, a la vida y propiedad de la comunidad, como condición Sine Quanon del convivir civilizado; la policía nacional y el ejército desempeñan un papel preponderante en vigías permanentes de la seguridad interna y externa de la nación, con capacidades y entrenamiento especializado y profesional que revelen confianza y garantías.

Las autoridades y personal que asuman la responsabilidad de custodiar y administrar los centros de reclusión y a los privados de libertad, incuestionablemente se precisa que sean profesionales en ese parámetro, con absoluta garantía de honorabilidad, honradez y experiencia, así como de psicología y relaciones humanas.

Esta estructura carcelaria involucra además a los magistrados de justicia y autoridades de solvencia comprobada, sin complicidad inclaudicable, versados en derechos humanos y criminología, para que en sus decisiones judiciales, impartan la justicia, la equidad, sin excesos, estigmatizaciones y mucho peor con la aplicación de sentencias de extorsiones y corrupción banal, y siempre apegados a la veracidad de los hechos, para que su presencia imprima seguridad y respeto.

Como una premisa mayor de garantía las estructuras físicas de los centros carcelarios de rehabilitación deben ser construidos con características de auténtica calidad humana, sin excesiva privación, ni exceso expansivo de libertades; que las celdas de prisión contemplen la estadía de un ser humano que requiere rehabilitarse y no degenerarse, que su presencia como infractor no requiera asfixia, más bien sensatez; en este escenario de lúgubre realidad, se requiere capacitar física, intelectual y moralmente a los reclusos, procurando un cambio de actitudes y convirtiéndolos en personas útiles a la sociedad, que garanticen su libertad y convivencia humana.

Los diferentes adeptos a los carteles de la mafia de estupefacientes, deben guardar prisión en diferentes pabellones, con estrictas medidas de seguridad y el control severo de introducción de armas y droga sin contemplaciones; por su ferocidad se requiere asesoramiento técnico foráneo.