David Rodríguez Vivanco
Las erupciones volcánicas se prolongaron hasta el sur andino. Los torrentes de lava junto a las caudalosas corrientes formaron lagunas de mayor o menor extensión y esas lagunas dieron vida a su vez a ríos de desagüe. Los torrentes invernales cambiaron los niveles del suelo. Enterraron rocas, después de fragmentarlas, rompieron resistencias y operaron las edades de los suelos.
Los ríos han tenido apremiante validez en el desarrollo de la civilización de los pueblos. En ellos está nuestra vida, nuestra historia y cultura. Estos han moldeado el alma de las primeras civilizaciones, han incitado a la humanidad y a ésta responde con su acción, aprovechando sus cursos para la agricultura, la industria y el pensamiento.
El río Catamayo, Macará, Puyango y Jubones han influido en la vida económica y social de la provincia de Loja. La confianza de los hombres en los ríos no ha sido defraudada. El paludismo y las crecientes han sido el único tributo que el agua impuso al hombre de las riberas. En cambio, el baño en el río fue el rito de salud de los Paltas, los Naypicaras y los Paltahumas.
El agua del río fue el grito de vida de los tradicionales aguateros macareños. Los Calvas tuvieron su asiento frente al río Calvas; los Socchebambas, Guambucollas y Llactapambas, junto al río Muruche, al Gonzapamba y al Sanambay. El agua curó al indio Leiva de sus fiebres y por ella descubrió el valor de la quinina.
Las corrientes subterráneas no sustituyen a los ríos, sólo estos, y algunas quebradas, son constantes en su caudal, aunque sean pequeños en los días de sequía. El agua de los ríos lojanos corre en mil curvas y bondades, sin domesticaciones, represa, ni dique; casi todos marchan dentro de sus lechos duramente excavados. En los meses de verano son lánguidos regueros y sus causas se cubren de gramas; en los inviernos se hinchan tanto que se extienden en los valles ribereños. Rugen en las hondonadas y deslices rocosos; desde los cerros se engrosan y algunos dejan su función limítrofe por su afán de desplomarse rápidamente los acantilados. Tienen la existencia fugitiva de las estaciones lluviosas. Son caudales de desagüe a los dos océanos. Vienen de torrentes veloces y de relieves topográficos impresionantes. Son ríos que van por todos los puntos cardinales, se llenan, bajan y se desbordan; se quieren desaparecer, que salen de los cauces tortuosos y que vuelven a sus lechos primitivos cubiertos de piedras.
Río, agente geológico revolucionario. Viene desde las alturas, desde milenarios bosques, huyendo de los peluqueros de las montañas que son los madereros y se contamina en el trayecto para su consumo hasta mezclarse con las aguas saladas del océano.