El comportamiento y la naturaleza humana

Augusto Costa Zabaleta

“Un hombre será mejor solamente, cuando le hagan ver como es en realidad” (Antón Chejov).

Cada genio intelectual, cada escritor genial, sociólogo, moralista o psicólogo y aún cada ser humano simplemente, concibe las normas y leyes que rigen la conducta y el comportamiento del convivir social de cada individuo, de conformidad y de acuerdo a sus criterio, basándose en la sociología, en la filosofía, en el grado cultural, en la ética y moral, valores y desfases, que lo integran física e intelectualmente, características variables, complejas y de índole antagónico en su esencia psíquica , intelectual y social.

Por ejemplos auténticos constatamos que el escritor Deepak Chopra público “Las siete leyes espirituales” concordantes al éxito; el escritor Daniel Goleman hace alusión a la “Inteligencia emocional” y su naturaleza; el filósofo Aristóteles con sus “Normas Éticas”; el autor Yuval Noah Harari con sus “21 Lecciones para el siglo XXI”; Andrew Burnet con “Los Cincuenta discursos que cambiaron el mundo”, y así abundantes criterios y normas publicadas en todas las épocas y sociedades.

Relativo al tema de la “conducta y el comportamiento humano”, en esta ocasión relaciono al escritor Robert Greene con su obra “La Leyes de la Naturaleza Humana”:

A lo largo de nuestras vidas, inevitablemente tratamos con personas que nos causan problemas y que tornan difícil y desagradable nuestra existencia; algunos de ellos son nuestros líderes o jefes, otros son colegas y otros amigos; pueden ser agresivos o pasivos – agresivos, pero son expertos en explotar nuestras emociones; a menudo parecen simpáticos y seguros de sí mismo, rebosantes de ideas y entusiasmo y caemos bajo su hechizo, pero demasiado tarde descubrimos que su seguridad es irracional y sus ideas desatinadas.

Ineludiblemente, esas situaciones nos toman por sorpresa, es usual que ese tipo de personas nos asesten pretextos muy elaborados para justificar sus acciones o culpar a útiles chivos expiatorios; saben confundirnos y arrastrarnos al drama que ellos controlan; en estas situaciones nos sorprendenremos en medio de patrones de conducta autodestructivos, que al parecer no podemos controlar; es como si lleváramos dentro un extraño, un pequeño demonio que opera con independencia de nuestra voluntad y nos empuja a hacer las cosas equivocadas.

La verdad es que los seres humanos vivimos en la superficie y reaccionamos emocionalmente a lo que la gente dice y hace, y nos formamos opiniones.