Al cumplirse en marzo próximo, dos años desde que se presentaron los primeros casos de COVID-19 en el país y en el resto de provincias, las secuelas psicológicas de quienes padecieron la enfermedad se reflejan en ansiedad y depresión. En consultorios de la urbe lojana, el número de pacientes para recibir atención también se incrementan.
En Loja, miles de personas han sido infectadas con el virus, pero este padecimiento no termina una vez que haya pasado el proceso de recuperación para mejorar su salud física, sino en lo posterior se presentan otras secuelas a nivel de su salud mental, que también tiene repercusiones.
Un estudio publicado por la Universidad de las Américas (UDLA), sobre la enfermedad del coronavirus-2019 (COVID-19) y el virus del SARS-CoV-2, revela que la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión son, entre otros, los efectos de la COVID-19.
Jhuleidy Paucar Barba, especialista en Psicología de la urbe lojana, explica que efectivamente, tras la propagación del virus, varios estudios evidencian que las personas que padecieron la enfermedad, tienen secuelas en su estado de ánimo que derivaban en ansiedad y depresión.
Situación
La profesional refiere que, en los últimos meses del 100% de las consultas, el 30% al 40% son pacientes que reflejan estados de ansiedad o sus casos están relacionados con COVID-19 y sus repercusiones psicológicas.
La profesional recomienda realizar actividades que generen “placer o bienestar” para que el cerebro produzca la serotonina que es la hormona que regula, modula las emociones humanas y genera felicidad.
Una vez superado el contagio, la persona debe retomar su jornada diaria de trabajo, realizar ejercicios de relajación y respiración, continuar con su vida habitual, sin temor. En caso de agravarse los síntomas acudir a un profesional, precisa Paucar Barba.
Casos
Tristeza, alteración del sueño y falta del apetito son algunos de los síntomas que puede presentar una persona que se encuentra en un estado de ansiedad o depresión.
Rosa (nombre protegido) indica que ella padeció COVID-19, cuando la enfermedad recién estaba iniciando en la urbe lojana. Pasó momentos difíciles porque no había aún la vacuna y la gente tenía más temor de acercarse a un enfermo, incluso ya recuperado.
“No me gusta contar mucho que tuve COVID-19 porque aún tengo la sensación de aislamiento que esta enfermedad causa”. Refiere, además, que también siente algo de ansiedad y temor por contagiarse nuevamente. (I).
Estudio