Fomentar la cohesión social

Benjamín Pinza Suárez

A la sociedad se la ha definido como “el conjunto de personas que se relacionan entre sí, de acuerdo a determinadas reglas de organización jurídica y consuetudinaria, en la cual sus miembros comparten una misma cultura en un espacio y tiempo determinados”. De acuerdo a esta definición se entendería que, entre más unida, solidaria y fraterna sea una sociedad y entre  más cosas en común se comparta, la convivencia entre sus miembros sería más armoniosa, positiva y productiva.

Lamentablemente nuestra sociedad está fraccionada, desunida, polarizada, como si cada vez estaríamos perdiendo esa capacidad de entendernos, de escucharnos, de respetar la opinión de los demás, de debatir con altura, de  compartir y caminar juntos en pro de objetivos comunes, superando odios, revanchismos y esas malsanas actitudes de  pelearnos los unos contra los otros y volvernos enemigos por cosas baladíes.

Es tarea de los gobernantes generar políticas de cohesión social para desarrollar una sociedad integrada, solidaria, unida, donde prevalezca el interés común. Grandes sociólogos, desde el siglo XIX, como Durkheim, Comte, Spencer, Parsons, se han preocupado en buscar el por qué unas sociedades son más unidas, integradas y solidarias que otras, encontrando que son las creencias, los sentimientos, los valores, la seguridad, la economía, la cultura, lo que explica este fenómeno; además Durkheim agrega que en las sociedades tradicionales la cohesión social se daba a partir de la conciencia colectiva y la solidaridad, donde se ejercían presiones funcionales para contener el egoísmo, el individualismo y desarrollar el sentido de pertenencia. Con la modernidad nos llegó la secularización, la racionalidad, la industrialización y con ello,  un desgaste de las formas tradicionales de solidaridad, desplazandola conciencia colectiva por una conciencia individual.

Hoy vivimos una cultura individualista cargada de un egoísmo enfermizo que actúa en círculos oscuros para defender intereses privados, menospreciando el bienestar colectivo. Para Talcott Parsons, “la cohesión social no solo depende de normas y valores, sino también de la manera en la que están distribuidos los bienes materiales de la sociedad”. Por lo que, sociedades como la nuestra con enormes desigualdades y pobreza, es proclive a una fuerte  desintegración social. Solo será posible lograr una cohesión social si los gobernantes tuvieran la capacidad de asegurar el bienestar colectivo, incluyendo el acceso equitativo de los ciudadanos a los recursos del país, respetando la dignidad humana, la opinión ajena, la diversidad ideológica, la autonomía  personal y colectiva, la participación responsable y en reducir  las disparidades sociales, económicas y jurídicas para evitar la polarización.

Una sociedad cohesionada es aquella que busca el bienestar de todas las personas, combate la exclusión, la marginación, crea el sentido de pertenencia, promueve la confianza, el respeto y ofrece garantías de movilidad social. De ahí que la cohesión social sea la clave para el desarrollo de la sociedad, para la estabilidad política y para fortalecer una auténtica democracia.