El baúl de los recuerdos: La bronca por «Mi delirio”  

Efraín Borrero E.  

El general Marcos Gándara Enríquez vino a Loja el 18 de noviembre de 1965, para solemnizar la festividad cívica que cada año se cumple en nuestra ciudad. No es el momento de aclarar que lo correcto debería ser en el mes de febrero porque esa es otra historia.  

Lo hizo como miembro de la Junta Militar de Gobierno, integrada, además, por el contralmirante Ramón Castro Jijón, general Luis Cabrera Sevilla y coronel Guillermo Freile Posso, que en julio de 1963 derrocó al presidente Carlos Julio Arosemena Monroy, luego de lo que calificaron como comportamiento “bochornoso” en un banquete ofrecido en honor del director de la compañía naviera norteamericana Grace.    

Presidió el desfile cívico militar, en el que el ejército exhibía su sencilla artillería cargada a lomo de mula. En la tarde asistió a la sesión solemne organizada por la Municipalidad, acto en el cual tomó la palabra para expresar, entre otros aspectos, que se sentía honrado de estar en esta tierra privilegiada donde el Libertador Simón Bolívar escribió su famoso poema en prosa “Mi delirio sobre el Chimborazo”.  

Marcos Gándara Enríquez fue reconocido como un militar destacado, inteligente y con vasta preparación académica. Ejerció por muchos años la docencia en la Escuela Politécnica Nacional. Lector incansable y dedicado con pasión a la historia. Creó el Centro de Estudios Históricos del Ejército. Formó parte del Instituto de Cultura Hispánica. De tal manera que al afirmar aquello de “Mi delirio sobre el Chimborazo”, el general lo hizo con suficiente conocimiento de causa.   

Sin embargo, luego de algunos días un grupo de riobambeños salió al paso para refutar lo dicho por el General, reiterando que el Libertador lo escribió en Riobamba, más precisamente en la casona del patriota Juan Bernardo de León, conocida en la actualidad como la «Casa de Bolívar».  

Algunos miembros de la Casa de la Cultura de Loja se vieron obligados a plantarse nuevamente frente a esa discordia, prevalidos de la verdad de aquel suceso que se basa en investigaciones profundas como las de Pío Jaramillo Alvarado y Alfonso Anda Aguirre, entre otros, quienes se remiten al manuscrito de aquella “famosa creación poética de insuperable forma lírica” que, según Pío Jaramillo, el original se había conservado en un archivo particular en la ciudad de Quito, en cuyo parte final consta: Bolívar – Loja 13 de octubre de 1822.  

Jaramillo Alvarado dice que en 1946 se encomendó a Isaac Barrera Quiroz, crítico literario, historiador, periodista, catedrático y presidente de la Academia Nacional de Historia, examinar ese documento, quien, con su autoridad intelectual, refiriéndose a Bolívar, manifestó: “Se trasladó a Cuenca y pasó a Loja. Y en una noche de lucha con sus pensamientos y con su destino escribió en la frontera de la Gran Colombia, el “Delirio”, trazo magnífico de inspiración y transporte; secretos con la inmortalidad y la grandeza, con la suerte y con el futuro enigmático”. 

Sabemos que Simón Bolívar visitó Loja entre el diez y el veintiuno de octubre de 1822, para agradecer a los lojanos el inmenso apoyo material y personal que brindaron a las luchas independentistas. El Libertador se encantó con la hermosura de la campiña lojana y se prendó de la calidez y generosidad de su gente, de la que recibió las más exquisitas atenciones.  

Fernando Jurado Noboa detalla pormenorizadamente las actividades que cumplió Simón Bolívar en Loja. Stalin Alvear describe las vivencias en una obra que recoge algunos de los pasajes y parajes de aquella peripecia del Libertador. Galo Ramón Valarezo habla de los dos grupos de élite que “hicieron buena letra” para acercarse al Libertador, así como de la casa donde se alojó, lo que familiarmente me emociona; y, Julio Eguiguren hablaba, incluso, de los veintiocho platos de comida que se sirvieron en el último banquete, con una duración de siete horas.  

La bronca por “Mi delirio” no ha parado. De vez en cuando algún amigo riobambeño ha sacado a relucir el tema y los lojanos hemos tenido que salir al paso con toda nuestra artillería. Cuando Gonzalo Jaramillo Puertas fue alcalde de Loja convocó a una reunión de intelectuales para defender el hecho histórico que fue en Loja que Bolívar escribió “Mi delirio sobre el Chimborazo”. Se conformó una comisión integrada por Alfonso Anda Aguirre, Salvador Valdivieso Burneo, Ecuador Espinosa Sigcho y Gustavo Serrano, a fin de que presenten un informe.  

En ese documento los comisionados hicieron un análisis pormenorizado de las evidencias e investigaciones sobre el tema, y concluyeron su elaboración haciendo suya la exhortación de los prestigiosos escritores y periodistas colombianos: Germán Arciniegas y Roberto García Peña: “Lojanos, cuiden ‘Mi Delirio sobre el Chimborazo’, que es creación de Bolívar, escrita en Loja y es de ustedes”. Así refiere el investigador e historiador riobambeño, Franklin Cepeda Astudillo en su libro “Mi Delirio sobre el Chimborazo”, editado en el 2022.  

En el prólogo de esa obra, Enrique Ayala Mora reconoce que la mayoría de autores afirman que el poema fue escrito en Loja, y que el hecho de haber localizado en Riobamba la casa donde supuestamente Bolívar escribió su poema, pesa menos que los testimonios escritos de que la redactó, o al menos finalizó, en Loja.  

Rubén Ortega Jaramillo y Juan Valdivieso Ortega, al referirse a la visita de Simón Bolívar a Loja, dicen: “Además escribió el texto de su Delirio sobre el Chimborazo, obra aclamada por la crítica que es una verdadera joya de nuestra literatura”.  

Adolfo Coronel Illescas, mi amigo y personaje destacado, defendió a ultranza esa verdad histórica, como lo ha hecho con otros aspectos que atañen al interés de los lojanos, además de su abnegado y ejemplar empeño por suscitar acontecimientos artísticos, culturales y turísticos que han beneficiado a nuestra ciudad.  

En dos extensos artículos publicados en la página editorial de Diario El Universo, en 1975 y 1976, sustentó la tesis de que Simón Bolívar escribió “Mi Delirio sobre el Chimborazo” durante su visita a Loja. El acopio de los mismos, basados en respetables y acreditadas fuentes históricas, resulta ser, a mi juicio, el análisis más completo que sobre el tema se haya realizado. 

En el artículo publicado en 1976, titulado “La Sociedad Bolivariana debe decidir sobre “Mi Delirio”, Adolfo invocó la intervención de tan ilustre institución a fin de esclarecer los hechos. En efecto, se convocó a las partes en controversia a una reunión en la ciudad de Guayaquil, más o menos como si fuera una cancha neutral, para que se exponga los argumentos de parte y parte. Por Loja acudieron Julio César Ojeda, Alfonso Anda Aguirre, David Pacheco Ochoa y el propio Adolfo Coronel Illescas en representación del Prefecto Provincial. Por Riobamba se hizo presente una sola persona, por supuesto con reconocidos méritos de historiador.  

Creíamos que la Sociedad Bolivariana, valiéndose de los argumentos expuestos, iba a pronunciarse sobre el asunto, pero no fue así, y la polémica se mantiene y se mantendrá per saécula saeculórum.  

Siendo esa la realidad no queda más que resignarse a que riobambeños y lojanos nos quedemos cada cual con su propio “Delirio”, recordando la solución anecdótica de Asaad Bucaram, entonces presidente de la Cámara Nacional de Representantes, en 1979, cuando se produjo la disputa entre los Honorables Jaime Hurtado y Reinaldo Yanchapaxi.    

¿Cuán importante es para los lojanos aferramos a la tesis que sostenemos? Pío Jaramillo Alvarado tiene la respuesta: “Corresponde a Loja el privilegio de haber proporcionado al gran luchador, un momento de profunda paz interior, que necesitaba para expresar la más bella creación de su espíritu”.  

Agrego respetuosamente que esa paz interior fue propiciada por el hermoso entorno natural de nuestra campiña; por la calidez y hospitalidad tan propia de los lojanos y las muestras de simpatía, afecto y admiración que el Libertador recibió, tal como ocurrió con el quiteño Cristóbal Ojeda Dávila que, enamorado de Loja, nos deslumbró con su hermosa composición musical Alma Lojana.