Las ventas ambulantes, señor 10

El bullicio es evidente

en las calles de mi Loja

que me asusta, me sonroja,

por sus formas sorprendentes.

Las veredas ya no aguantan

la presencia de algunitos

que nos venden al pasito,

me hacen fieros y me espantan.

Los señores informales:

es decir, los ambulantes,

van y vienen tan campantes

ofreciendo delantales.

El problema es que la venta

la realizan en la acera

y se buscan las maneras

de evadir pagar la renta.

El canchón, mis ambulantes,

no es el sitio aconsejado,

es muy sucio, desaseado,

con basura circundante.

No se oponga de adredito,

no propicie el despelote,

no haga uso del garrote,

vaya y venda en su puestito.

No me opongo a su trabajo,

ni a que lleve el pan a casa,

mis señores, lo que pasa,

es que meten el relajo.

Solamente les pedimos

que despejen las aceras;

y sus formas altaneras

que depongan, exigimos.

Vaya, suba a la terraza

y trabaje ordenadito,

con modales, aseadito

y verá que nada pasa.

No transgreda la ordenanza

que prohíbe dichas ventas,

que el trabajo no es afrenta

ni tampoco una venganza.

Hay que actuar autoridades,

con aplomo y entereza

respaldando a la alcaldesa

contra todas las ruindades.

No compremos en las calles,

las veredas, los portales,

en los verdes saucedales

de las Pitas, Centro, El Valle.