Candidatos no debaten sobre políticas públicas en educación

Suscribo el criterio que el “sistema educativo está en crisis”, sin embargo, ese hecho no puede seguir justificándose culpando al gobierno saliente. Por supuesto que la crisis política y económica que afecta a nuestro país, ha desplazado el análisis profundo de la crisis del sistema educativo, análisis que no debe diluirse en el simple enunciado de una crisis general, puesto que, a más de ser una responsabilidad primordial del Estado, es un derecho de todos los ecuatorianos.

Pedagogos y otros actores, reconocen la necesidad de impulsar un proceso de verdadera reforma educativa, que tienda a la formación del hombre y mujer para la sociedad nueva; que prepare un contingente humano con capacidad crítica y autocrítica, con sensibilidad estética y creatividad artística, dispuestos a erradicar las lacras del pasado, a sepultar el racismo, la discriminación y la opresión; a comprender e interpretar objetivamente nuestra historia; a aportar en la defensa de la soberanía y la construcción de un Ecuador más justo.

En la etapa de campaña electoral, no solamente hay que saborear el quaker con hierva luisa que nos ofrecen los candidatos; tampoco podemos creer toda la propaganda demagógica que replica el Consejo Nacional Electoral. Hoy nos corresponde hacer un análisis juicioso de las propuestas y si éstas contribuyen a la solución de los graves problemas que afectan al país. Es urgente lo relacionado con la seguridad y el combate a la corrupción. Pero no menos importante es el tema educativo.

Los candidatos enfatizan la trillada frase de mejorar la calidad de la educación, sin debatir ni decir cuáles serán las políticas públicas a realizar en esta materia. Corresponde a la sociedad, a las universidades, a los padres de familia y a los docentes, provocar tal debate para que los aspirantes a la presidencia discutan el tema educativo durante la campaña y luego, quien gane el concurso a Carondelet, haga de la educación un escudo contra la pobreza y la inseguridad en las calles, dándole el lugar que le corresponde por su importancia para el desarrollo del país.

Veamos: Luisa González propone “garantizar universalidad y gratuidad del sistema de educación pública”, lo cual ya lo establece la Constitución, además indica que “erradicará el analfabetismo digital y mejorará la infraestructura y tecnología en educación”, seguramente como lo hicieron antes, o sea, haciendo lo contrario.

Mientras, Daniel Noboa expresa que “priorizará métodos digitales a través del uso de tecnologías pedagógicas”, asimismo plantea una “educación técnica para incrementar la inclusión directa de los jóvenes en el mercado laboral”, es decir, crear fuerza laboral barata para los grandes empresarios.

Ni uno ni otra plantean soluciones, por tanto, los docentes deben convocarse para exigir a los dos candidatos, por lo menos, la derogación del nefasto Reglamento a la Ley Orgánica de Educación Intercultural, aprobado tras bastidores con el apoyo de un grupillo de oportunistas que lucran con los derechos del magisterio y del pueblo.