Victor  Jara y su música testimonial

Campos Ortega Romero

campolin2010@hotmail.com

La música constituye un lenguaje que interpela a los sujetos y colectividades en su diario acontecer. La diversidad de funciones que cumple en la sociedad y su participación en distintos procesos orientan la percepción que se tiene de la realidad, pero también la práctica en la misma. Inventariar la historia es necesario para conocer los hechos y sucesos acontecidos en la vida de los pueblos por la lucha de días mejores para los hijos, como bien lo señala Alvar Aato: “El espíritu de reconstrucción que surge del profundo instinto del ser humano como una protesta realista y como símbolo de su voluntad de vivir” aquí radica la importancia del accionar de Víctor Jara cantante chileno que jugó un papel importante en la historia de su país, fue una de las principales figuras de Chile que se ocupó de la recuperación del folklore popular introduciéndolo en sus canciones  la bandera de libertad y dignidad del pueblo chileno.  

La mañana del 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara acudió con normalidad a su trabajo en la Universidad Técnica del Estado (UTE). Jara era consciente de lo que estaba sucediendo en el país. Ese día, el cantautor debía presentarse en un acto donde el presidente Salvador Allende se iba a dirigir a la nación. Nada de eso ocurrió. Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de Salvador Allende, la Junta Militar decidió bombardear la UTE. En el lugar fueron fusilados varios estudiantes y trabajadores. Mientras otros fueron detenidos y torturados. Algunos engrosan la larga lista de detenidos desaparecidos hasta hoy.

Víctor Jara, junto a una decena de estudiantes y trabajadores, fue detenido y trasladado hasta el Estadio Chile, hoy Estadio Víctor Jara, lugar que fue ocupado como centro de detención y tortura, según diversos testimonios en la investigación judicial sobre su muerte, fue constantemente torturado y golpeado. En un descuido del militar que lo custodiaba, Víctor fue sacado de los camarines por los presos y llevado a las galerías. En ese lugar escribió sus últimos versos. “Canto, que mal me sales / cuando tengo que cantar espanto. / Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto. / De verme entre tantos y tantos momentos del infinito / en que el silencio y el grito son las metas de este canto”.

Los militares asesinaron a Víctor Jara el 16 de septiembre de 1973. Antes de su muerte, decidieron realizar un juego mortal con Jara, quien se encontraba esposado y ensangrentado. El juego consistió en colocar una bala al interior de un tambor de revólver, girar el cilindro, pusieron el cañón en la sien del cantautor y presionaron el gatillo. Finalmente, una bala atravesó la cabeza de Víctor. Luego del hecho, recibió 44 impactos de bala y su cuerpo fue arrojado en un sitio baldío de la capital chilena. Los militares Hugo Sánchez, Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara, Hernán Chacón y Patricio Vásquez fueron sentenciados a cumplir la pena de 15 años y un día por la muerte del músico.

Usted se preguntará cuales eran los delitos de Víctor Jara para que sus asesinos le molieran las manos antes de fusilarlo. Haber nacido en un hogar de campesinos, abandonar el sacerdocio, escribir música con letras que hablan del sentir del humilde, escribir canciones y música para la TV, ser un gran artista y poeta de izquierda. Esos eran sus pecados,  murió siendo digno y amando a su gente y la música, muy lejos del odio que tuvieron sus torturadores aquellos días de septiembre de 1973, consagró su vida al arte, mediante sus canciones testimonios vivos de libertad por días mejores para su pueblo, para hablarnos de amor al trabajo, de la pobreza que vive el pueblo. Así nace: “Plegaría para un labrador” que constituye un rezo desesperado por recuperar a Dios de todos, cuya imagen capitaliza la aristocracia en su beneficio.

La palabra plegaria procede del bajo latín “precaria”, a su vez derivada del adjetivo “precarius” en el sentido de precario o pobre, y de allí que se extraiga que una plegaria pretende obtener algo a base de ruegos o súplicas, invocando un estado de pobreza o necesidad. Plegaria es sinónimo de rezo o de oración y es una manifestación de humildad del ser humano que se siente necesitado de ayuda y protección por parte de un ser superior, al que reconoce como su guardián y se pone en sus manos, así la canción:

Levántate y mira la montaña/ De donde viene el viento, el sol y el agua/ Tú que manejas el curso de los ríos/ Tú que sembraste el vuelo de tu alma./ Levántate y mírate las manos/Para crecer estréchala a tu hermano/Juntos iremos unidos en la sangre/Hoy es el tiempo que puede ser mañana… Un rezo desesperado por recuperar a ese Dios de todos. Con mis mejores recuerdos. Así sea.