Por: Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
Una versión Suprema de la amistad, como el lazo indisoluble que une a la humanidad, del autor y escritor formidable: Daniel Habif, me permito transcribirla para la satisfacción de mis entrañables amigos:
Amigo mío, agradezco tu generosidad, tu sentido del humor, tu piedad; lo hago porque forman parte de tus virtudes, tus rasgos nobles; me sorprende lo amplio de tu corazón, tú elevada honestidad, tú solidaridad que no busca razones, tú compromiso dibujado de acciones; honro en verdad como nos hemos respetado y cuidado durante tantos años; tus hechos demuestra la fortaleza del lazo que sostiene la generosidad, la robustez de tus ideas; ha sido un regalo para mi vida sé que Dios continúa teniendo un propósito al mantenerte a mi lado, justo donde te necesito, en los golpes que propina la tristeza y la sacudida con que arremete la alegría.
Me has elevado en espíritu con tu presencia y celebro lo que hemos construido juntos; todo el tiempo que he pasado en tu compañía, el que me has dado porque querías, aunque no te sobraba; cuate, pana, parce, pibe, tío, che, carnal, entraña, causa, hermano, expresiones del alma; Gracias por impregnarme de fuerza con la gracia y repetible de tu compañía; es que tenerte como amigo es un hermoso presente que Dios me ha dado, quiero que nuestra conexión espiritual, sea cada día más real; sigamos superando las barreras del egoísmo, que es el mejor camino para hacernos sabios, tanto como para quedarnos en silencio cuando sea necesario, sin tener que pedírnoslo.
Que la reciprocidad siga siendo el aspecto clave para permanecer en contacto, sin previos preparativos, ensayos ni bosquejos; eres más que depósito de mi confianza eres el bálsamo para lo intangible, abre el alma, cuando estoy contigo mando a volar el miedo y me encamino a la batalla y a la certeza de la vida; agradezco poder intercambiar sueños contigo, pensamientos, zozobras, ideas, amarguras; aplaudo que hayamos podido sobreponernos a las diferencias, casi tanto como que estás hayan aparecido; “la amistad es una decisión que hace que la vida valga la pena”.
Te extraño profundamente mientras estamos enojados (lo que nunca ha sucedido), pero estoy contento de saber que lo hemos superado, porque tengo mucho de ti en mí; te prometo cuidar lo que valoras y a lo que ames, quién te quiere a ti me quiere a mí, y yo me quiero queriéndote; la amistad hace que la existencia sea digna y nos enseña a afrontar con serenidad las dificultades, nos ayuda a surcar los mares del miedo, de la tristeza; cuando es verdadera, suele ser un diamante forjado en la paciencia.
Echarnos al rumbo acompañado solo por nuestra naturaleza es demasiado angustiante; fue por eso por lo que Dios creó la forma de escoger hermanos y con ella el tesoro de la hermandad, de la amistad; la amistad aumenta el gozo, porque lo compartido sabe mejor junto a un amigo; una buena comida, una buena película, un vino, unas lágrimas, la risa; un problema gana claridad cuando se comparte; se ve con todas las gamas de color lo que estando solo aparece entre nieblas.
Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
Ced. # 1100310455