De la libertad a la liberación

Vicente Paúl Maldonado

El pensamiento contemporáneo, como el personalismo crítico, ha reflexionado y ahondado en estos asuntos claves como es la libertad y la liberación y lo han hecho de una forma viva, cualificada y profunda.

Desde este pensamiento podemos discernir cómo en nuestra época contemporánea y moderna la libertad ha sufrido presiones y prácticas sesgadas, inhumas e injustas. En dichas épocas, la libertad padeció su operación impuesta por el liberalismo economicista y el capitalismo. La libertad se redujo a un momento, ciertamente necesario, pero del todo insuficiente, como es el de la libertad de elección y decisión, cayendo así en el individualismo posesivo e insolidario. De esta manera se malogró el sentido de la libertad. Lo más valioso de la filosofía, se va realizando en la vital esfera antropológica, ética y moral con las experiencias, valores y sentimientos que orientan el auténtico significado de la palabra libertad. Es el reduccionismo de la libertad, el interés individual lo que dio lugar al mal de nuestra época. Al contrario, el ser realmente libre se va logrando con el amor, entrega, servicio y responsabilidad con lo real, con los otros y con el otro. Con Dios quien nos regaló el don de la libertad para que nos vayamos liberando de todo mal, pecado, injusticia, egoísmo y violencia; y con el amor fraterno, servicial y solidario lograr el compromiso por la paz, por la justicia y la liberación integral de toda esclavitud y opresión. Por tanto, frente al liberalismo y el capitalismo, es la libertad que nos rescata de toda opresión e injusticia. Con esto se supone, de forma imprescindible, la liberación de toda esclavitud, dominación y mal con el bien común que promueve las condiciones sociales e históricas que aseguran la calidad de vida, dignidad y derechos humanos de toda persona. No existe libertad donde no hay solidaridad, bien común ni justicia social global que nos vaya liberando del mal e injusticia, del hambre, miseria, pobreza, explotación laboral, desempleo, guerras, destrucción ecológica y del no respeto a la vida en todas sus fases, dimensiones y formas. Se deforma la libertad cuando, en su nombre, se producen o legitiman todas estas injusticias y ataques a la vida y dignidad de las personas. Se empeora si esta no se convierte en un proyecto para mejorar la calidad de vida. En este sentido, como hemos indicado, hacen falta claves antropológicas, valores éticos y principios personales y sociales que promuevan toda esta libertad y liberación integral de la persona como el bien común y la subsidiariedad en la política con la democracia real, autogestionaria y ética para que se vayan logrando las condiciones personales, sociales e históricas que aseguren los derechos sociales.  Finalmente, cuando la libertad individual se encajó en el sistema global capitalista, que tiene como designio convertir a las personas en consumidores para aumentar el capital, la liberación se convirtió progresivamente en un imposible. La vida de cada persona se condicionó a la cárcel del consumo y del placer. Con el fin de que funcionen como consumidores y operadores, se impuso la educación instrumental, para la programación de personas tecnológicas y operativas. En complicidad con el mercado y la tecnología digital, lo primero que se ha hecho es acechar al lenguaje: menos palabras, menos capacidad de pensamiento. Hoy el consumidor no experimenta la libertad de la creación, la libertad del pensamiento y debate crítico, la libertad de la palabra para nombrar la naturaleza y las cosas, el éxtasis de la contemplación de la belleza, la fiesta social, el gozo de la reciprocidad, el amor, la filosofía, ni ninguno de aquellos estados que viven fuera del mercado. Por supuesto, el mercado nos engaña diciendo que todas esas cosas están en las perchas. La única forma de ser libre, luego de estar físicamente sano, es pensando, dominando y desarrollando el lenguaje. Si constituyéramos sociedades pensantes, abriríamos el camino para la liberación y en condición superior, enfrentaríamos el gran desafío de encontrar la salida para refundarnos como especie social y política de la naturaleza.