David Santiago Maldonado Peralta
En el hermoso rincón sur de Ecuador, se encuentra una provincia que ha sido testigo silencioso de la historia, la cultura y la lucha incansable de su gente: Loja. Sin embargo, a pesar de su riqueza natural y cultural, Loja ha sido sistemáticamente olvidada por el centralismo que ha predominado en la política ecuatoriana durante décadas.
Loja es una provincia llena de contrastes y belleza. Sus paisajes montañosos, sus valles fértiles y su clima agradable la convierten en un lugar ideal para la agricultura y el turismo. Pero, a pesar de contar con estos recursos, Loja sigue rezagada en términos de desarrollo económico y social en comparación con otras regiones del país.
Uno de los problemas más evidentes en Loja es la falta de inversión pública. Las carreteras y vías de comunicación son precarias, lo que dificulta el acceso a las zonas rurales y limita las oportunidades económicas para sus habitantes. Además, la infraestructura educativa y de salud deja mucho que desear, lo que afecta directamente la calidad de vida de la población.
El centralismo político ha contribuido significativamente a esta situación. El gobierno central ha concentrado gran parte de los recursos y decisiones en Quito, dejando a las provincias como Loja en un estado de abandono relativo. Mientras la capital se beneficia de la inversión y la atención del gobierno, las provincias periféricas como Loja luchan por sobrevivir con recursos limitados.
La riqueza cultural de Loja también es digna de mención. Esta provincia ha dado al país grandes músicos, poetas y artistas. La música y la cultura lojanas son un tesoro nacional, pero lamentablemente, no se les da el reconocimiento y apoyo que merecen. La falta de inversión en la promoción de la cultura local limita las oportunidades para los talentosos artistas lojanos.
Es hora de cambiar esta situación. Loja merece más que ser una provincia olvidada por el centralismo. El gobierno debe descentralizar el poder y la toma de decisiones, otorgando a las provincias más autonomía para administrar sus recursos y promover su desarrollo. Se deben mejorar las infraestructuras básicas, como carreteras, hospitales y escuelas, para garantizar que todos los lojanos tengan acceso a servicios de calidad.