Mis peticiones para el próximo año

Por: Sandra Beatriz Ludeña

Estamos culminando el año 2022 y nos alistamos para recibir un nuevo año, pienso en innovar la vida, por esto ahora comparto mis aspiraciones para el tiempo que viene.

En primer lugar, pido abundante intuición para lo que toque vivir, para dirigirme con seguridad y para tomar decisiones más acertadas, para solucionar los problemas y para generar más oportunidades de progreso.

También pido aprender rápidamente, esto es hacerme de la habilidad de captar, de comprender cada mínimo movimiento del planeta, de las experiencias de los otros, e identificar los maestros más insospechados.  Aprovechar el genuino ejemplo que se encuentra en la naturaleza, como fuente de riqueza que a veces pasa desapercibida, por esto, espero afinar mi sentido de aprendizaje.

De la misma forma, pido habilidades nuevas para hibridarlas con las que ya cuento, y así configurar mejores y más servicios para mis clientes, y asegurarme un constante flujo de ingresos que me permitan una vida digna.  La mejora continua es interés por ser mejores, guiados siempre por el ¿cómo servir mejor? Lo demás llega por añadidura.

Como sé que vienen tiempos exigentes, pido un año lleno de habilidades para ahorrar y gestionar mejor cualquier recurso; por esto, pido aplicar la economía circular: reutilizar, reciclar, redireccionar cosas que yo no uso hacia otras personas que las necesitan.  En este punto, pido sabiduría para orientar mis esfuerzos hacia empresas que permitan un beneficio colectivo, porque a más de mi sustento, hay otros que tienen esperanzas en lo que hago.

Como principal instrumento pido creatividad, para ser capaz de hacer cosas cada vez más novedosas, más atractivas, útiles. Como herramienta para experimentar éxito, por esto pido que no me falte creatividad.

Como si fuera poco, también le pido al nuevo año visión para poder encaminar mis emprendimientos por rutas fructíferas.  Siempre generando varias alternativas, porque nunca podemos colocar todos los huevos en una sola canasta. 

Pido la generosidad para compartir mis frutos con las personas que menos tienen.  Esta es una regla del éxito. Y no necesitamos tener una fortuna para empezar a compartir y hacer beneficencia, se hace con lo que esté a nuestro alcance, el universo es sabio y está vivo y vibrante, todo vuelve multiplicado.

Y finalmente, en mis vocaciones, la más esencial la poesía, pido producir poemas cada vez más singulares, que no se parezcan unos con otros, facilidad para crear sonidos polifónicos y cambios de ritmo o quizá hasta disonancias, sin que esto afecte la correspondencia de espacio y tiempo.  Pido más impresión visual para crear belleza en la poesía, y la posibilidad de servir con poesía que ayude a otros.