Efrén Sarango Palacios
Ya mismito se termina
el añito “venturoso”,
para muchos fue escabroso
y nos trajo mala espina.
Como dijo mi vecina:
quemaré todo lo malo
no sin antes darle palo
al indigno vejestorio
antesitos del velorio
por portarse súper malo.
Quemaremos los rencores
entre amigos y parientes
que se lanzan muy frecuente
los trompones como flores.
Quemaremos los temores
a quedarnos sin trabajo,
o ponernos a destajo
con un sueldo pordiosero,
mientras roban el dinero
ciertos tipos del carajo.
Quemaremos la tristeza,
nuestros miedos y ansiedades,
el desdén, las soledades,
la vagancia y la pereza.
Alzaremos la cabeza
para en junta hermanarnos,
descollar y superarnos
este añito venidero
que se muestra retrechero
y nos pone a preocuparnos.
Quemaremos las mentiras,
la diatriba, los engaños,
las posturas que hacen daño
y nos dejan hecho tiras.
Quemaremos nuestras iras
hacia el pueblo que reclama
techo, pan, camello y jama
en sus paros recurrentes
donde ha muerto mucha gente
mientras otros cobran fama.
Quemaremos el delito,
la extorsión, el sicariato
con madera y garabato,
gasolina y fosforito.
Quemaremos en cortito
a las bandas delictivas
en defensa de la vida
de los grandes y chiquitos
que han lanzado fiero grito
emigrando en estampida.