Luis Antonio Quizhpe
Dice el psicólogo y lingüista Evelio Cabrejo Parra que el hombre no inventó el libro por azar sino porque ya llevaba un libro adentro. Libro simbólico, guardado en el fondo de cada uno de nosotros, es decir, el libro síquico que está escondido, pero siempre presente, que no se borra. Y el otro libro, el físico, el que podemos tomar con nuestras manos, es finalmente una especie de eco del libro que llevamos dentro. De ese libro nos referiremos en las siguientes líneas.
Fueron los sumerios de la Mesopotamia meridional, quienes, por el año 4.000 a. C., inventaron el primer sistema de escritura documentado, mediante la caligrafía cuneiforme, en la que los símbolos se imprimían con una herramienta puntiaguda sobre una tablilla de arcilla que se secaba después. Luego, los egipcios, por el año 2 400 a. C., inventaron los rollos de papiro, extraído de la médula de esta planta que abunda a orillas del Nilo. En esta especie de hoja se escribía con un cálamo afilado.
En el siglo II a. C., surge el pergamino para la escritura, obtenido de una membrana de la piel de animales que se calcinaba, limpiaba y estiraba. Se obtenía una superficie fina, pulida, resistente y elástica, donde se escribía. Se cree que surgió en Grecia, porque deriva de la ciudad de Pérgamo, lugar en el que se encontraba una de las bibliotecas más grandes del mundo, rival de la Biblioteca de Alejandría. Más tarde en la antigua Roma y Grecia asoman las tablillas de cera, más prácticas que los materiales precedentes de escritura.
Eran unos pequeños bloques de madera que se recubrían con varias capas de cera e incisos con la punta de un punzón de madera, de metal, de hueso o de marfil.
Luego aparecen los códices, que tenían aspecto de libro; estaban protegidos por una cubierta de madera, de hojas de papiro o pergamino pegadas y, su interior incluía hojas de papiro escritas en ambos lados. Después del invento del papel en el año 105 d. C., por el chino Cai Lun, por los años 400-600 d. C. aparecieron los primeros manuscritos iluminados en hojas de pergamino. A inicios del siglo VI d.C. se inventó en China el primer proceso de impresión con bloques de madera; con caracteres esculpidos en relieve, se bañaba con tinta y se imprimía en la hoja a modo de sello. El primer texto impreso así fue una copia del Sutra del Diamante por el año 868 d. C.
Llega la era de la tipografía con los chinos Bi Shen que en 1041 inventó los tipos móviles de arcilla y Wang Zhen en 1298, sustituyó la arcilla por madera y creó un sistema de mesas giratorias que mejoró la técnica de impresión. Y por fin arribamos a la era Gutenberg con la invención de la imprenta, donde se imprimió el primer libro el 23 de febrero de 1455.
Entonces, en todo este largo proceso de escritura, al fin, el hombre ha logrado dar resonancia a su libro interior, aquel libro repleto de experiencias intersubjetivas y fantasmas síquicos, hasta dar con el libro, propiamente dicho, concreto y conciso, donde están inscritas las experiencias del mundo físico, profundamente condensadas, que permitirá construir sentido en el espíritu, mediante la lectura placentera e inagotable.